Reseña: Universo Sandman – Los detectives muertos (Pornsak Pichetshote, Jeff Stokely, Javier Rodríguez)

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Cuando hace unos meses reseñé Universo Sandman – País de Pesadillas hacía referencia a la capacidad de la franquicia Sandman para mutar y reinventarse artísticamente no ya en diferentes etapas y encarnaciones, sino incluso dentro de una misma colección. Lo hizo en su día la colección principal y lo han sabido hacer muy bien todas las series de su universo expandido que han venido después.

Hoy querría detenerme en otra de esas cosas que hacen tan especial al universo creado por Neil Gaiman: sus personajes. Y es que más allá de los personajes principales en torno a los cuales gira toda la serie original, Sandman tiene una galería extraordinaria de personajes episódicos, tanto por su variedad como por su profundidad. Tanto es así que muchos de ellos han conseguido trascender aquellas historias sueltas y seguir desarrollándose en series propias. Muerte, Lucifer, Prez, Tesalia, el Corintio… y, por supuesto, los detectives muertos, nuestros protagonistas de hoy.

Los detectives muertos (dead boy detectives) son la pareja formada por Charles Rowland y Edwin Paine que, desde que se sus destinos se cruzaron en un internado británico en uno de los primeros one-shots de la serie Sandman llevan décadas poniendo a prueba su amistad mientras recorren el mundo resolviendo los más rocambolescos casos sobrenaturales. Su propio apelativo en inglés les define perfectamente: son unos chavales, son detectives y, sobre todo, están muertos.

A lo largo de los años los personajes creados por Neil Gaiman y Matt Wagner han ido pasando por diferentes crossovers, one-shots, novelas gráficas, miniseries e incluso una maxiserie de 12 números en las que han ido creciendo y terminando de forjar una identidad propia, así como una popularidad que les ha llevado incluso a protagonizar una serie en Netflix estrenada hace escasas semanas.

Universo Sandman – Los detectives muertos traslada a Charles y Edwin a Los Angeles, donde tratarán de localizar a una chica de ascendencia tailandesa desaparecida. Durante la investigación se cruzarán con otros fantasmas, también tailandeses, que no deberían estar ahí y juntos se enfrentarán contra una amenaza mayor de la que nunca hubiesen podido imaginar. A la coctelera habrá que sumar, directamente llegada del epílogo de País de pesadillas, a la poderosa bruja Tesalia que, aunque cautiva en un sótano a prueba de magia, no perderá la oportunidad que se le presenta para alcanzar sus propios objetivos.

¿Fantasmas tailandeses en California? Puede parecer exótico pero lo cierto es que rápidamente cobra sentido en cuando leemos el nombre de su guionista: Pornsak Pichetshote. Más allá de la interesante historia que plantea, el guionista tailandés aprovecha para hacer lo que mejor se le da: introducir la cultura y sensibilidad asiáticas en sus relatos, como ya lo había hecho previamente en The Good Asian (por la que se llevó un premio Eisner) o en Infiel. En esta ocasión, y ya que la temática se lo permite, aprovecha para traernos algunos de los espíritus más representativos del folklore de terror tailandés, como el kumanthong o el krasue, que no por desconocidos resultan ser menos aterradores.

El apartado artístico corre a cargo de Jeff Stokely, que realiza un excelente trabajo marcando un estilo fresco y muy juvenil… pero que también sabe ser macabro cuando la narración lo requiere. Una de las razones por las que el dibujo luce tan bien es gracias al buen hacer del catalán Miquel Muerto (Something is killing the children), que vuelve a demostrar por qué es uno de los coloristas más en forma del momento. De la misma forma que País de pesadillas tuvo como dibujante invitada a María Llovet para uno de sus capítulos, en esta ocasión ha sido el asturiano Javier Rodríguez el que ha sustituido a Stokely como invitado realizando un trabajo, me atrevería a decir, incluso mejor que el del dibujante titular. Por último, no me gustaría cerrar este apartado sin al menos mencionar las portadas del canadiense Nimit Malavia, tan bellas como perturbadoras, al más puro estilo Sandman. Unas portadas tan buenas que incluso Netflix le ha pedido que se encargue del cartel para la serie homónima recién estrenada.

Universo Sandman: Los detectives muertos llega a nuestras librerías favoritas de la mano de ECC Ediciones, a través de su sello DC Black Label, en una edición de tapa dura y 176 páginas a todo color que recoge los 6 números publicados originalmente en EE.UU. y nos deja el terreno preparado para lo que debería ser la conclusión de la historia de Madison Flynn y Tesalia, que ya empezó a esbozarse en País de Pesadillas y que se completará en el próximo Universo Sandman: La casa de cristal que ECC publicará el próximo agosto. Como suele ser habitual, la edición también contiene la colección de portadas originales de Nimit Malavia, así como las alternativas a cargo de nombres tan ilustres como Tyler Crook, Filipe Andrade, Yoshitaka Amano, Dave Johnson, Jorge Fornés (que podría pasar perfectamente por el cartel de una película de terror tailandesa), Gabriel Rodriguez, Cathy Kwan o Jill Thompson.

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