Reseña: Universo Sandman – País de Pesadillas (James Tynion IV, Lisandro Estherren)

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Una de las muchas cosas que demostró Sandman es que se puede crear una de las mejores series de la historia sin necesidad de mantener una identidad artística constante a lo largo de toda la obra. Ya desde el principio, Neil Gaiman contó con la participación de diferentes artistas y sus diferentes visiones y maneras de entender el mundo… o, mejor dicho, los diferentes mundos, incluyendo el siempre cambiante Sueño.

Realmente, esta concepción en permanente estado de mutación y reimaginación le sienta estupendamente bien a la serie principal y encaja perfectamente en su planteamiento narrativo, llegando a convertirse en una de sus señas de identidad. Por eso, cuando nos encontramos un esquema similar en una de las series de Universo Sandman, su universo expandido, lo percibimos como algo completamente familiar y nos resulta tan fácil sumergirnos en su propuesta.

Universo Sandman: País de Pesadillas encaja perfectamente en este patrón. Capitaneado por el escritor de moda James Tynion IV, vigente ganador del premio Eisner al mejor guionista por títulos como Something is Killing the Children, The Nice House on the Lake o The Department of Truth, el cómic hace gala de hasta 8 dibujantes diferentes (y otros tantos coloristas) cada uno con su propio estilo y personalidad.

El mayor peso del dibujo recae en el dibujante argentino Lisandro Estherren, que se encarga del grueso de la historia principal a lo largo de los cinco de los seis números recogidos en este tomo. Su acuarela, líquida y desdibujada, le aporta un toque onírico y nebuloso que encaja perfectamente con el tono y la atmósfera, rozando el terror, que Tynion quiere desarrollar.

Pero además, en cada uno de estos cinco primeros números vamos a encontrar unas páginas que enseguida saltan a la vista por el más que evidente cambio en su estilo artístico. Son pequeños insertos, de apenas 4 páginas cada uno, en los que se desarrollan escenas oníricas en el mundo del sueño, recuerdos, hechos pasados… Y ahí es donde entran el resto de artistas invitados. Concretamente, estos son dibujantes (y coloristas) que firman estos insertos, con un plantel de auténtico lujo:

#1 – El Sueño: Yanick Paquette (color de Nathan Fairbairn)

#2 – El Sueño: Andrea Sorrentino (color de Jordie Bellaire)

#3 – El Sueño: Francesco Francavilla

#4 – Casto – Dani (color de Tamra Bonvillan)

#5 – La Convención de Seriales – Aaron Campbell (color de Jordie Bellaire)

El último número, con el que se cierra este tomo, merece una mención especial. Por razones narrativas que no desvelaré para no evitar el espoiler, el tono y el dibujo cambian radicalmente y la artista catalana María Llovet recoge el testigo, con ese estilo suyo tan reconocible que en esta ocasión nos recuerda mucho al trabajo que realizó en Faithless (con Brian Azzarello).

La historia nos presenta a Madison Flynn, una estudiante de arte capaz de ver a un extraño hombre sonriente, una criatura de pesadilla… mientras está despierta. Que una criatura del sueño pueda traspasar la frontera de la vigilia es un síntoma incontestable de que algo no funciona bien en el mundo del Sueño y atraerá a lo más repugnante de ambos mundos hacia una resolución potentísima a la par que inevitable.

Sin embargo, el auténtico protagonista de este relato será un viejo conocido, El Corintio, aquel que ya consiguió caminar en el mundo despierto y que ahora vuelve para dar caza a esta nueva amenaza al mismo tiempo que emprende un viaje de redescubrimiento personal, precisamente a través de esas secuencias intercaladas que mencionábamos antes. Lo cierto es que es toda una alegría volver a encontrarnos con este personaje, sin duda uno de los más fascinantes del Universo Sandman, y verle crecer de la forma en la que lo hace en este cómic.

En este primer volúmen de Sandman: país de pesadillas ECC Ediciones, a través de su sello DC Black Label, recoge los 6 números publicados de hasta la fecha en EE.UU. y nos deja con la promesa (sobre todo por el cliffhanger con el que termina) de un nuevo tomo próximamente. La edición, con tamaño de cómic americano, tapa dura y 184 páginas a todo color, incluye además un pequeño prólogo del propio James Tynion IV que introduce un poco de contexto sobre su proceso de creación así como siempre queridas portadas alternativas a cargo de reconocidos artistas como Kelley Jones o Bill Sienkiewicz.

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