Reseña: Superman, La era espacial (Mark Russell, Michael Allred)

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Seguramente uno de los dichos más repetidos, y posiblemente más acertados, en el mundo de la literatura sea el clásico “nunca juzgues un libro por su portada”. Es más, me atrevería a decir que, en general, cuando hablamos de cómics el aforismo resulta más acertado todavía. ¿Cuántas veces hemos visto portadas alucinantes con grandes promesas que inevitablemente no se cumplían cuando empezábamos a leer? ¿Cuántas veces la portada nos ha dejado ver un estilo artístico que nada tenía que ver con lo que nos esperaba en el interior?

Afortunadamente, este no es el caso de Superman, La era espacial: lo que nos muestra la cubierta es exactamente lo que vamos a encontrar en sus páginas interiores. En la portada encontramos a Superman, en el espacio, con el semblante preocupado y una Tierra en descomposición en sus manos. En la contraportada, un Superman dolorosamente humano, abatido, en lo que podría ser un un planeta devastado y sin esperanza.

Pero es que, además, no vemos a un Superman cualquiera. Basta una mirada rápida para reconocer el inconfundible estilo, casi pop, del dibujo de Michael Allred en perfecta armonía con el color de su mujer, Laura. Ese primer vistazo, contenido y forma, antes incluso de haber leído la sinopsis que lo acompaña nos da una muy buena aproximación de lo que nos vamos a encontrar en este tebeo. En mi caso: expectativas altísimas.

Siempre se ha dicho que las mejores historias de Superman (All-Star Superman, Hijo rojo, Identidad secreta…), tal vez por la propia concepción tan poderosa del personaje o por la posibilidad que tienen estos Elseworlds de llegar a sitios sin retorno, se encuentran fuera de la continuidad de las series regulares del Universo DC. Superman, La era espacial no es una excepción y plantea una historia que, aún pasando por casi todos los lugares comunes del superhéroe kryptoniano, es capaz de ofrecernos algo diferente y de llegar a un punto al que pocos se habían atrevido antes.

Y es que el siempre divisivo Mark Russell (Los Picapiedra, Second Coming, Los Gemelos Maravilla…) vuelve a contarnos una vez más la historia de Superman – sí, ya sabéis, su llegada a La Tierra desde un Krypton destruido, la cápsula encontrada por Jonathan y Martha Kent, su juventud en Smallville, su llegada a Metrópolis, al Daily Planet y su relación con Lois Lane, la creación de la fortaleza de la soledad… – pero en esta ocasión lo que realmente le interesa, lo que nos quiere mostrar, no son esos eventos ya contados mil veces, sino todo lo que pasa entre ellos.

La historia se desarrolla a lo largo de dos décadas, desde 1963 con el asesinato de Kennedy y los ecos de la II Guerra Mundial todavía presentes, cuando Clark Kent es todavía un joven granjero en Kansas que, consciente de su poder, quiere salir de allí y cambiar el mundo; hasta 1985 en pleno reaganismo y un Superman en plenitud de facultades. En todo ese tiempo veremos la evolución y el proceso de maduración del superhéroe, pero también asistiremos al cambio político y social de la sociedad norteamericana, al mismo tiempo que nos iremos cruzando con otros héroes y villanos como un deslumbrante Lex Luthor, Joker, Batman, Wonder Woman y otros miembros de la Liga de la Justicia, muy presentes a lo largo de toda la obra.

El planteamiento es sencillo, pero profundo. ¿Qué pasaría si, al comienzo de la carrera superheroica de Superman, un misterioso personaje le dijese que ha visto el futuro y que dentro de 20 años La Tierra va a ser destruida por el Anti-Monitor? ¿Cómo chocan la inevitabilidad y el fatalismo de ese momento con el carácter de Superman, que siempre ha representado la luz, el corazón y la esperanza? Volvemos a la contraportada, a esa imagen que recoge el espíritu de esta obra y que nos muestra la ironía de un Superman más poderoso que nunca completamente impotente, profundamente humano en su divinidad. Brillante y sobrecogedor a partes iguales.

El trabajo de los Allred en lo artístico es sobresaliente, con un estilo que nos recuerda mucho a esa Edad de Plata contemporánea a la narración y que ya se ha convertido en marca de la casa del artista norteamericano. En este sentido, destaca el detalle en la recreación del gran número de superhéroes de DC que aparecen a lo largo de la historia, tanto que parecen directamente sacados de páginas de cómics la época. Lo cierto es que me resultaría muy difícil imaginar esta obra con otros lápices.

ECC ha recopilado los 3 números que componen la serie original en un único volúmen de 256 páginas a todo color en tapa dura que hace justicia a la entidad de la obra. El único material extra que tiene este tomo recopilatorio es una colección de portadas alternativas de diferentes artistas que, aunque son más que solventes como portadas, no están a la altura de la maravillosa cubierta de Michael Allred que comentaba al principio de esta reseña. Y es que, si vamos a empezar a juzgar los libros por su portada… ojalá todos sean como este.

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