Reseña: Haunt nº 01/02 (McFarlane, Kirkman, Capullo, Ottley)

Cuando vi que que Planeta Cómic reeditaba la colección Haunt en dos tomos, me eché las manos a la cabeza. ¿Cómo es posible? Uno de mis héroes la adolescencia, Todd McFarlane, volvía a una colección tras muchos años para traernos las aventuras de un nuevo personaje. Cómo Robert Kirkman logró convencerle para ello, es algo que nunca lograré entender. Pero el caso es que se formó un dream team la mar de curioso entre ambos titanes de la editorial Image, Todd McFarlane y Robert Kirkman, junto a sus fieles escuderos y a la vez habilidosos dibujantes, Greg Capullo y Ryan Ottley respectivamente.

La historia de Haunt la verdad es que se toma tan poco en serio así misma que hasta hace gracia, aunque tenga ese aroma a algo que ya hemos visto en reiteradas ocasiones, sobre todo si miramos de reojo hacia los años 90, en los albores de la editorial que formaron los tránsfugos de Marvel Cómics. Un cura atormentado por su pasado y su hermano, un espía asesinado envuelto en una trama de lo más turbia, se ven unidos para siempre para conformar una entidad con sed de venganza que asesinará con violencia explícita a todo tipo de gente feísima como mercenarios, soldados, mafiosos, un tío que parece Deadpool, otro que parece Juggernaut con pistolones, y en definitiva, una historia que no aporta absolutamente nada, pero que estoy convencido de que no tiene mayor pretensión que hacernos pasar un buen rato mientras dejamos nuestro cerebro culto y exigente en la mesilla de noche.

Es imposible mirar a Haunt sin que pensemos en Spider-Man, Veneno y Spawn, metidos en una coctelera y servidos junto a una buena fuente de patatas fritas con bacon y queso. Porque todo recuerda a cosas que ha hecho McFarlane antes, tanto en diseño, como en poses, diálogos, y por supuesto situaciones. Pero como fan del canadiense, a mí me vale. Además, en su día nunca llegué tan lejos con la colección, y estoy deseando que salga el segundo volumen para hacerme con él, donde además si mal no recuerdo hay cambio en el equipo creativo.

Este pedazo de tomo recopila los 18 primeros números de la colección. Tiene 408 páginas a todo color, tapa dura, y por desgracia no encontramos material adicional más allá de las portadas originales hechas en gran medida por McFarlane y Capullo, que son una auténtica delicia si te gusta la escuela de estos tipos que ya no son ni tan oscuros, ni por supuesto tan adultos como parecía que lo eran a mediados de los noventa (Dios, cómo los echo de menos).

Continuará…