Las cosas comienzan a ponerse muy tensas en la Escuela de Magia Easton, más tensas que los músculos de Mash (pido perdón por el ¿chiste?). Tras el encuentro entre Abel y Mash, la residencia Lang ha declarado la guerra los Adler y tienen el ojo puesto en Mash y sus compañeros Lance, Finn, Dot y Lemon: quieren conseguir todas las monedas de plata y de oro para que Abel pueda convertirse en el Visionario Divino, un xenófobo declarado que sólo quiere erradicar de la faz de la tierra a aquellos que no poseen magia.

Y si no me creéis cuando os digo que la cosa está muy peliaguda, atentos a la cantidad de batallas que vais a poder disfrutar en este tercer volumen de Mashle. Nada más y nada menos que cinco, y todos ellos muy imaginativos y espectaculares: el hechicero de los shurikens, de barro, de espinas, el acelerador y los lobos hechiceros. Y, como os estáis imaginando, uno de ellos va a poner en serios aprietos a nuestro protagonista. ¡La residencia Lang va a por todas!

Afortunadamente, este tercer número va a hacer entrar en batalla a los compañeros de Mas: tanto Dot como Lance van a tener un papel esencial en los combates y vamos a poder disfrutar de sus dotes explosivas y gravitacionales. Una variedad que, sin duda, le sienta de fábula a la saga: ya no se va a resolver todo a base de músculo y fuerza bruta, sino que el ingenio y las habilidades mágicas van a cobrar mayor protagonismo.

Y si aún esto os pareciera poco, comienza a abrirse paso una nueva trama que nos pone en preaviso para lo que está por venir una vez el enfrentamiento entre las dos residencias se resuelva: el Departamento de Magia ha convocado al director de la Escuela porque seis criminales condenados a muerte en la Prisión de Hecatrice han conseguido escapar gracias a la ayuda del misterioso Innocent Zero.

Como estáis viendo, la trama se está complicando a pasos agigantados y muchos personajes se van a ver envueltos en una lucha que, se intuye, cada vez se aleja más de los problemas escolares y se aproxima a las diferentes tendencias políticas del mundo mágico. Un acierto, el de Hajime Komoto, el de enturbiar así la trama per sin perder, en ningún momento, esos toques cómicos que tanto habían marcado los dos primeros números de Mashle.

¿Y qué deciros del dibujo? Aunque ya gozaba de un gran nivel, en este volumen las batallas son descomunales y visualmente muy impactantes: algunas nuevas invocaciones nos van a dejar la boca abierta y van a dejarnos con ganas de ver cómo se resuelve este conflicto entre las residencias Adler y Lang.

Los extras que acompañan al tercer número siguen el estilo cómico y ligero de los dos primeros, con una historieta extra que nos va a hacer esbozar más de una sonrisa y las ya habituales preguntas y respuestas que nos regala Komoto.

Así pues, Mashle está creciendo en complejidad y espectacularidad, con unos combates brutales que se nos presentan como un anticipo de la resolución del conflicto entre residencias que veremos en el cuarto número. No hace falta que os lo diga, pero si habéis llegado hasta aquí va a ser imposible que no queráis adquirir ya el curto volumen.

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