Reseña: Astro Boy nº 01/07 (Osamu Tezuka)

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Hoy vamos hacer algo distinto a lo habitual en las diferentes reseñas que un servidor escribe para el Blog de Reserva de Maná. Hoy no nos vamos a centrar en hablar de un manga, que también, si no de historia, de la historia del manga. Pero no os preocupéis que no voy a relatar los comienzos del cómic y sus antecedentes en Japón, eso ya lo hizo de manera extremadamente brillante mi compañero, y amigo, Alberto Martín en el programa 4X29 de este podcast y lo hizo de una manera tan brillante que yo no sería capaz de igualar y menos aún superar.

En lugar de eso vamos a avanzar un poco en el tiempo hasta la aparición de un autor que cambio para siempre el sentido del cómic japonés. Y es que la irrupción de Osamu Tezuka en el panorama editorial del Japón de los años 50 provocó no solo la frescura que trae con sigo un cambio generacional si no toda una revolución en la manera de contar historias que cambiaría para siempre tanto la industria japonesa como la influencia de la misma en el resto del mundo, ya que con él nació el manga tal y como lo conocemos ahora. Su manera de dibujar a los personajes, innovadora narrativa, la complejidad en los argumentos o su ritmo visual desafiaron lo establecido por maestros como Kitazawa o Shimokawa sentando además las bases de géneros tan conocidos como Shonen o el Sheinen. Osamu Tezuka no es el creador del manga, eso es evidente, pero si su Dios.

De su mano y su pluma han salido las mayores aventuras del cómic japonés y entre ellas está la que vamos hablar hoy. Astroboy no es solo un manga más, es él manga. Cuenta con el honor de ser la primera serie japonesa emitida en Estados Unidos, eso en los años 60, no es moco de pavo y su protagonista ha trascendido a icono de la cultura popular japonesa llegando a ser embajador de los próximos juegos Olimpicos de Tokyo 2020. Todos estos datos wikipedicos, no creáis que salen de otro lado, los digo para que no pensemos en este volumen que nos trae Planeta como otro recopilatorio más. Los cómics e historias que se narran en sus páginas son parte de la cultura de un país, y que algunos además hemos tenido la suerte de que sean también parte de nuestra infancia.

Este primer volumen, de siete, que nos trae Planeta Cómic asistimos a la génesis y primeros pasos de nuestro protagonista. AstroBoy es un androide creado por el profesor Tenma, ministro de un futuro ministerio de ciencia, a imagen y semejanza de su hijo Tobio que acaba de fallecer en un accidente de coche. Crea al androide gracias a los más actuales y modernos avances científicos dotando a Astro de una fuerza e inteligencia sin igual. Pero pronto se dará cuenta de que Astro solo es una máquina perfecta, pero al fin y al cabo una máquina que jamás podrá reemplazar el vacío que la muerte de su hijo ha dejado en su interior. Tenma reniega de su hijo cibernético y lo entrega a manos de Hamegg y su cruel circo. Tras esto es recogido por el profesor Ochanomizu que lo adopta como su nuevo guardián personal. Tras un primer capítulo donde rápidamente Tezuka despacha los orígenes de nuestro protagonista se irán sucediendo una serie de aventuras donde Astroboy, nuestro protagonista, luchará contra el crimen y la injusticia usando sus variados poderes mientras va buscando encajar en un mundo que no comprende y donde demostrará ser más humano que su propio creador.

El dibujo que nos vamos encontrar en este primer volumen es una muestra de la revolución que supuso para el mercado oriental. Los personajes que aparecían en sus páginas eran sometidos a una occidentalización, si ese término existe, de sus rasgos. Los ojos rasgados pasaban a ser grandes y redondos, al igual que las siluetas de los personajes pasaban ser más estilizadas y era evidente la influencia que supuso la nueva animación de Walt Disney en los dibujos de Tezuka, algo que nunca negó. La narrativa visual de estas primeras historias sin ser nada del otro mundo si que rompían con el estilo estático establecido. Las viñetas ya no serían nunca más simétricas y vemos como la distribución de la pagina queda al servicio de la historia, y no al revés, dando mayor dinamismo y ritmo al argumento de estas historias. Y aunque aun estaba lejos de los diseños y maravillas que Tezuka terminaría regalándonos ya se podía intuir en estas infantiles historias, eso no se puede negar, eran el comienzo de un cambio que revolucionaría el mundo del cómic. Para ponernos en situación antes de cada capítulo el propio Osamu Tezuka nos introducirá en la historia a través de una pequeña historieta que nos pondrá en situación, explicándonos cuáles eran sus inquietudes o el panorama social reinante en los tiempos en los que el dios del manga dibujaba dicha historia, todo un regalo para los fans que podremos saber lo que pensaba y sentía este genio mientras daba vida a nuestro androide favorito.

Todo lo dicho debería de ser suficiente para convenceros de que os hagáis con este cómic que más que un recopilatorio es un pedazo de la historia de esta afición que, si estás leyendo esto, ambos compartimos y amamos.

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