No me gusta el boxeo. Me parece una salvajada, una barbarie indigna de llamarse siquiera deporte. Pero ME FLIPA Hajime no Ippo. Y como me pasa a mí, probablemente le pase a muchos otros aficionados al manga y al spokon.

Porque si fuera únicamente por los aficionados a los puñetazos por los belfos, este manga no se hubiera extendido en el tiempo como lo lleva haciendo desde 1988, y que aún hoy día continúa en publicación por parte de Kodansha y de su autor, George Morikawa.

Hajime no Ippo nos narra las aventuras y desventuras de Ippo Makunouchi, un zagal tímido y con pocos amigos que pasa sus días entre el instituto y el negocio de su madre, donde la ayuda a cargar y mover cajas de pescado. Ippo, además, está en ese momento de la adolescencia en la que uno no tiene muy claro qué es lo que quiere hacer con su vida. Ippo es, vaya, un adolescente japonés bastante del montón.

Pero hete aquí que un buen día volviendo a casa se cruza con el clásico grupito de matones de instituto de anime, con sus uniformes, sus tupés y sus miradas de medio lado. Todo apunta a que Ippo va a recibir una buena tunda hasta que aparece por ahí Mamoru Takamura, boxeador profesional, para salvarle el culo y decirle que si no espabila la vida le va a devorar. Y este, como ya supondréis, es un momento revelador en la vida de nuestro protagonista que acabará alistándose en el gimnasio Kamogawa y aprendiendo los rudimentos del boxeo gracias así privilegiado físico producto de su trabajo en la lonja, al potencial que ven en él Takamura y el resto de compañeros del gimnasio.

Probablemente no veáis nada destacable en esto que acabo de contar, porque no es más que la fórmula habitual del género, pero creedme cuando os digo que al final de este primer tomo vas a acabar animando a Ippo, riéndote con Takamura y con los personajes que pueblan el gimnasio, y aparentando un poco ojete cuando se establezca la clásica rivalidad de esta clase de historias entre nuestro protagonista Ippo e Ichiro Miyata, un prometedor y talentoso boxeador de su misma edad.

Hajime no Ippo tiene todo aquello que le podemos pedir a un spokon. Una historia inspiradora llena de personajes a los que acabaremos adorando. Momentos de risa y de llanto. Una introducción desde cero a los conceptos básicos del boxeo. Entrenamientos. Combates ULTRA épicos con intercambios de golpes absolutamente demenciales. Dulces victorias y amargas derrotas.

Y todo esto con un dibujo absolutamente espectacular que dota a cada lance del combate y a casa puñetazo en las costillas de un peso, una fuerza y una potencia descomunales. La narración impecable y limpia de Morikawa nos lleva en volandas por cada uno de los 15 episodios que incluye este primer tomo de una edición más que correcta por parte de Planeta.

Por fin tenemos entre nosotros uno de los spokon más esperados y reclamados por el fandom, así que sí, amigos, es el momento de mostrar nuestro apoyo a a edición de esta magna obra que hará las delicias de cualquiera que se deje enganchar por sus historias.Que repito, a mí no me gusta el boxeo pero Takamura es mi padre e Ippo es mi niño. Por algo será. Digo yo.

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