Reseña: La morada. La leyenda de Drizzt (R. A. Salvatore)

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Recuerdo como si fuera ayer cuando me compré aquél tomo titulado El Elfo Oscuro, más de 900 páginas que recopilaban por primera vez las primeras historias de Drizzt Do´Urden, al que ya habíamos conocido en las novelas de El valle del viento helado. Libro por cierto que ya no obra en mi poder, debido a que algún (ex) amigo desalmado no me devolvió, hace ya más de 20 años. Pero gracias a Ediciones Minotauro voy a poder volver a coleccionar, esta vez en tres tomos, y a contaros qué tal mi reencuentro con la trilogía de R.A. Salvatore, empezando por su primera entrega, La Morada.

Drizzt Do´Urden, el Elfo Oscuro, es sin lugar a dudas uno de los personajes más carismáticos y queridos del universo D&D, más concretamente de los Reinos Olvidados. Lo hemos leído en un montón de novelas y relatos, en libros de reglas y campañas, y por supuesto lo hemos visto e incluso manejado, en algún videojuego. Mención especial para las estelares apariciones en Baldur’s Gate. Drizzt es un personaje fascinante con una estética brutal, que proviene de un mundo oscuro como su piel, donde reina la maldad, el asesinato y el engaño, cualidades naturales a su poderosa raza. Pero el drow supo estar por encima de todo eso, ser mejor que ellos, y convertirse en uno de los más grandes héroes que hemos leído. Aquí comienza su historia, en La Morada.

Pero no todo es Drizzt, también hay personajes fascinantes como Zaknafein, su mentor, el que le enseñará a cómo y cuando luchar, y que no todo es malo en esta sociedad para la que está claro que Drizzt no ha nacido.

En La Morada, Salvatore nos describe con todo lujo de detalles la ciudad subterránea de Menzoberranzan, la Antípoda Oscura, el hogar de los elfos oscuros desde hace miles de años. Es impresionante cómo nos hablan de la arquitectura de Menzoberranzan, un intricado sistema de grutas, túneles y estalagmitas que forman enormes torres, de las distintas casas drow y los juegos de poder que hay entre ellas para hacerse con el control, de cómo las casas son estructuras matriarcales gobernadas por mujeres drow adoradoras de la diosa araña Lloth, y cómo el papel de los hombres queda relegado a la lucha y la reproducción. Pero lo que más me llamó la atención de esta sociedad tan injusta y sucia, es el hecho de que no haya reglas de ningún tipo para lograr llegar a tu meta. Todo vale, siempre que no te descubran. Y aunque se sepa, si no pueden demostrarlo, saldrás indemne. Así que preparaos para engaños de todo tipo, asesinatos, envenenamientos e incluso guerras relámpago para derrocar a las familias más poderosas.

En definitiva, La Morada, es el comienzo de una aventura increíble por parte de uno de los personajes más carismáticos que han leído estos ojos, y estoy deseando meterle mano al segundo libro para contaros de qué va.

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