Reseña: DeathStroke – Asesino de Dioses (Tony S Daniel)

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Los chicos malos nos gustan, preferimos mil veces a un Danny Zuko cualquiera antes que irnos a tomar un batido de fresa con un adorable Tom Chisum (ya sé que la referencia me ha quedado un poco vieja pero Grease es lo más y si no os gusta os jodéis). Esto es una verdad universal, tan inmutable e infalible como la ley de la gravedad. Y eso lo saben en todos lados, incluso en las editoriales como Marvel y DC. Por eso entre las filas de superhéroes siempre encontraremos  “chicos, chicas y chiques malos, malas o males” que no dudan ni un segundo en hacer cosas bastante «criticables» en pos de un buen buenos motivos. En  DC, como digo, hay un buen puñao de antihéroes como Black Adam (ved la peli que mola y no hagáis caso de los agonías de tuiter), Catwoman ( por dios no veáis la película), Capucha Roja  pero el más malote, y molón, de todos es DEATHSTROKE. No sé si es su chulería, su arrogancia o su manera de matar cantidades ingentes de personas de las formas más absurdamente vistosas pero se ha ganado sin duda alguna el apodo de “el mejor asesino del mundo”.

DeathStroke ya tiene a sus espaldas con un buen puñado de historias y ECC nos trae un tomo que recopila una de sus etapas más recientes.  En concreto 3 arcos argumentales que recogen el paso de Tony S Daniel por la colección del mejor mercenario del mundo. Cada uno de estos arcos pone al antihéroe cara a cara con los personajes más fuertes del universo DC lo que desemboca en la aparición de muchas caras conocidas de este universo superheroico como Superman, Harley Quin, Wonder Woman, Batman o Capucha Roja.  No esperéis aquí una retrospectiva del personaje o un viaje a sus orígenes porque no lo vais a encontrar. Su viñetas son un desfile de clichés, situaciones limite y humor negro. Y aunque los guiones de las historias si bien son interesantes no dejan de ser un mero conducto que desembocan en terribles enfrentamientos que suelen acabar en su gran mayoría con decenas de cuerpos desmembrados y repartidos por las paginas y esto amigos míos no es un fallo sino su gran virtud. Porque es eso mismo, la acción, los tiros y la sangre resbalando por sus katanas lo que venimos buscando cuando nos acercamos a un comic de Deathstroke, el que quiera un abrazo y un mimo que se ponga a leer una novela de Mariah Stone. La brutalidad de la propuesta es algo que queda reforzada con el trabajo de, entre otros, Roberto Viacava, Eduardo Pansica  o Paolo Pantalena. Esta etapa se puede resumir en una palabra: espectáculo. Son más de 500 paginas de machetazos, disparos, sangre y visceras. Cada batalla esta dibujada con todo detalle y los artistas siempre andan buscando el encuadre más imposible desde donde mostrar cada una de las acciones de Slade.

Una recopilación llena de acción sin complejos que te invita a dejar el cerebro aparcado un rato y a disfrutar de una buena tarde de lectura. Además ECC la edita en tapa dura y como extras incluye un buen puñado de portadas, por 48 euros me parece un regalo.

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