Reseña: Cuando veo cables me acuerdo de ti (Arnau Sanz Martínez)

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Supongo que nadie se sorprenderá si, a estas altura de la película, os cuento que la ciencia-ficción es un de mis género predilectos en cuanto a literatura, cómic y manga se refiere. Y esto es así por su incansable capacidad de maravillarme, ese sense of wonder tan único y especial que destila el género y que le da esa magia, ese lirismo, esa chispa que las mejores obras saben hacerse suyas y plasmarlas para que el lector quede prendado de su lectura. Tal y como me ha pasado con el cómic de Arnau Sanz Martínez: una obra pequeña, con una voz muy personal y una estética única que nos habla del olvido y la desaparición de una manera absolutamente sencilla, dolorosa, profunda y precisa.

Nos vamos, como no puede ser de otra manera, al futuro, hacia una sociedad en la que los robots tienen autonomía propia pero que se mueven como ciudadanos de segunda: son los ayudantes de los humanos, siempre bajo su mirada, control y, en muchas ocasiones, desdén y despotismo. Nuestra protagonista, Sandra, es un robot que imparte clases sobre diseño y que tiene el deseo de poder crear y ver plasmado uno de sus diseños, antes de quedar obsoleta y desaparecer. Por otro lado, se nos narran los últimos días de su maestra, una anciana que vive en una residencia aquejada de cáncer y Alzheimer. Dos personajes, pues, que lucharán contra el olvido y la muerte desde dos mundos aparentemente distantes.

Arnau Sanz acierta de pleno creando estas dos líneas narrativas que se van espejando a lo largo de la obra y que son capaces de hacernos reflexionar de una forma tan sutil como poética sobre el progresivo deterioro de ambos personajes y las frágiles y borrosas líneas que separan ambos mundos. Cuando veo cables me acuerdo de ti es una clara muestra de que, en muchas ocasiones, menos es más: con una narrativa ausente, prácticamente, de sentimientos es capaz de provocar en el lector unas emociones mucho más impactantes y duraderas. No le hace falta grandes estridencias ni dramatismo para hacernos aflorar alguna que otra lágrima por estas dos protagonistas.

Donde sí que llama, y mucho, la atención es en la utilización de colores y formas: con una paleta de colores vivos y estridentes, Arnau Sanz rompe la monotonía de un mundo dividido entre humanos y robots. Los colores planos, junto con un fuerte contraste entre las formas geométricas y lo abstracto, son capaces de dotar a la obra de una fuerza visual y expresiva única y muy potente.

Astiberri tiene, pues, entre sus manos una obra única, preciosa: preciosa y melancólica, Cuando veo cables me acuerdo de ti es un cómic increíble no solo para aquellos interesados en la ciencia-ficción, sino para todos aquellos que quieran disfrutar de una historia profundamente humana y con una estética poderosísima. Arnau Sanz es, sin duda, una de las voces a seguir en el mundo del cómic: esta obra de muestra que tiene mucho por decir y por ofrecernos. Un cómic bello, triste, lírico y profundamente reflexivo.

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