Reseña: ANIQUILADOR (Grant Morrison y Frazer Irving)

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Cada vez que el escocés con la calva más lustrosa del panorama comiquero publica una nueva obra debería ser motivo de alegría. Y es que, pese a su irregularidad, si hay algo de lo que podemos estar seguros es que cualquier cosa que salga de la pluma de Grant Morrison no va a dejarnos indiferentes. A lo largo de su dilatada carrera, nos ha demostrado una y otra vez cómo se pueden romper las convenciones del medio y seguir explorando posibilidades, ya sea en franquicias establecidas (All-Star Superman, New X-Men) como en creaciones originales (We3, Happy!).

Aniquilador, su último trabajo en llegar a nuestras librerías especializadas, no es precisamente una excepción y va a jugar con nosotros desde la primera página, a través de un relato complejo, agotador, surrealista y psicodélico… pero, sobre todo, muy meta. Y todo ello aderezado con sus habituales dosis de acidez e irreverencia tan marca de la casa.

Ya adelanto que Aniquilador no es una lectura fácil y va a requerir toda nuestra atención, ya no solo por los distintos planos narrativos que plantea, sino por cómo va cambiando lo que como lectores creíamos saber sobre la historia y sus personajes conforme van pasando las páginas y los capítulos. Tanto es así que seguramente, lo primero que vamos a querer hacer nada más terminar de leerlo… es volver a empezar desde la primera página para volver a vivir la narración bajo la luz de todo lo que ahora ya sabemos.

Aniquilador nos presenta a Ray Spass, guionista de Hollywood de cierto éxito que no se encuentra precisamente en su mejor momento ni en lo personal, atrapado en una vorágine autodestructiva de alcohol, drogas y satanismo, ni en lo profesional, sumido en un bloqueo creativo que le impide progresar en lo que debería ser su gran obra. Sin embargo, por muy mala que fuese su situación, no estaba preparado para lo que tenía que venir…

Después de una noche loca con drogas, sexo en grupo e incluso una misa negra, Ray despierta en el hospital, aquejado de un tumor cerebral sin cura aparente… y con la compañía de Max Nomax, el protagonista de su guión inacabado y perseguido en su universo. A partir de aquí se desata una compleja y ambiciosa historia acción, ciencia ficción, horror y cierto humor negrísimo que sin embargo no deja de lado cuestiones metafísicas sobre el bien y el mal, así como reflexiones sobre la propia naturaleza humana y el concepto de divinidad.

La narración se desarrolla en dos planos diferentes pero íntimamente relacionados. Por un lado el plano real, el Hollywood superficial y decadente en el que Ray, Max y Luna(la ex de Ray, que también se ve involucrada en la trama) deberán luchar por sus vidas ante la amenaza de Jet Makro, un cazador intergaláctico que no se detendrá hasta atrapar a Max.

Por otro lado el plano galáctico, en el que iremos descubriendo en pequeñas dosis, en la medida en la que Ray es capaz de ir encontrando la inspiración e ir progresando en su guión, cuál es el papel de Max en todo esto y cuáles han sido los acontecimientos que podrían desencadenar la aniquilación del universo.

Lo más interesante de esta estructura narrativa es el juego que Morrison propone a través del proceso creativo del guión cinematográfico. Como si fuese un bucle sin principio ni final, Ray irá escribiendo y modificando su guión fuertemente influenciado por sus propias vivencias, pero a su vez esos cambios afectarán al relato de Max, y por lo tanto al propio plano real y a la percepción que como lectores tenemos de todo ello.

Toda esta estructura se encuentra perfectamente cimentada en el arte del también británico Frazer Irving, que se encarga tanto del dibujo como del color y es capaz de moverse con éxito en la fina frontera entre el realismo y la psicodelia con un estilo que por momentos recuerda al de Dave McKean, a caballo entre lo fotográfico y lo surreal, con una mención especial al tratamiento diferenciado del color en los distintos planos narrativos.

La edición, que nos llega de la mano de Norma Editorial, recoge en un único volumen de 224 páginas los 6 números en los que se publicó originalmente la obra y los acompaña de un buen puñado de extras en forma de estudio de personajes, bocetos y portadas alternativas, así como una interesante introducción de la mano de Christopher Meloni, el actor protagonista de la serie de televisión Happy!, basada en otra obra de Morrison.

Aniquilador es una obra densa y exigente, sí. Pero también estimulante y muy satisfactoria. Si decides darle una oportunidad, seguro que no te dejará indiferente.

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