Reseña: Bárbara (Osamu Tezuka)
Yosuke Mikura es un joven novelista que comienza a asomarse en las listas de éxitos de ventas. Apuesto, orgulloso, inteligente y con algún que otro problema psicológico, ¿y quién no tiene alguno?, pasa su vida entre fiestas y fans autocomplacientes. Adorado y envidiado a partes iguales el escritor vive para y por el arte. Un día paseando por el metro conoce a Bárbara, una joven vagabunda y alcohólica, a la que sin saber porque, acoge en su casa.
La presencia de Bárbara pone patas arriba la vida del joven Mikura llenándola de caos y problemas pero en cambio cuando está con ella el joven es presa de la creatividad y no puede dejar de escribir la que será la obra de su vida. Mientras Yosuke va descubriendo poco a poco el misterioso origen de la joven, la línea que separa la realidad y la ficción que el mismo escribe cada vez se va volviendo más difusa, llegando a dudar incluso de su propia cordura.
Osamu Tezuka, el Dios del manga, nos cuenta una historia sobre la creatividad, los artistas y sus excéntricas vidas. Un viaje en busca de las raíces mágicas de donde nace la inspiración en donde el autor se atreve con temas tabúes en su época, no olvidemos que es una obra de 1973, como el sadomasoquismo, la zoofilia o el mundo de la magia y la brujería. Una mirada irónica al mundo del arte y de la sociedad que lo rodea, que lo adula, donde todos los personajes siempre tienen una cita literaria para cualquier situación. Todo ello además cargado de un gran erotismo y sensualidad en la que sin duda es la obra más adulta del autor que da un volantazo a su carrera alejándose del estilo infantil que predominaba en su obra.
Tezuka narra su historia con un ritmo pausado pero constante, sin altibajos que puedan hacer que el lector se sienta tentado a abandonar la lectura y gracias a la dosificación de la trama y al acierto con las que el maestro sabe intercalar los momentos más serios y trascendentes con otros más cómicos. La composición de las páginas es digna de enseñarse en las escuelas de arte. La narrativa visual de la que hace gala solo está a la altura de unos pocos, la manera de distribuir las viñetas para generar en el lector las emociones del protagonista o aumentar la tensión de un momento determinado es soberbia. Gracias a todo esto la novela nos atrapa haciendo que la lectura de sus 430 páginas se haga de una sentada. El trazo de su dibujo es claro y limpio, no es recargado y no se pierde en alardes que nos puedan distraer de la historia principal. Incluso los actores principales de la obra parecen en ocasiones meras caricaturas y el mundo que los rodea está dibujado solamente con un par de pincelas, lo necesario para ponernos en situación, todo al servicio de lo que el guión nos quiere contar.
El gran Osamu Tekuza volvió a demostrar por qué sigue ostentado el título de “Dios del manga” construyendo una obra totalmente atemporal que no solo ha envejecido de maravilla si no, salvando las distancias, sigue estando totalmente vigente casi 50 después de que se publicara en Japón por primera vez. ECC nos trae todo un clásico, un “Must have” que no debemos dejar de escapar y que podéis obtener aquí https://www.ecccomics.com/comic/barbara-2796.aspx
De tanto jugar a videojuegos he terminado escribiendo de ellos en @noespais, hablando de ellos en @reservademana y dirigiendo y presentando La Pistacheria