Hoy no solo nos vamos a tratar un excelente cómic, si no que estamos ante una clase magistral de historia. El maestro Tezuka usa su lápiz para dibujarnos la cruel realidad a la que se enfrentaba el Japón de postguerra. Una orgullosa nación doblegada ante los demonios orientales, que desde las oficinas de la embajada americana, dictaba con mano férrea los pasos que debían dar los dirigentes del gobierno. Hechos como los asesinatos de líderes sindicales o incluso la desaparición del presidente de los JNR están presentes en esta gran obra, hilados asombrosamente con el complejo argumento que el gran Osamu va tejiendo a cada página de la novela.
El regreso de Jiro Tengue después de pasar los últimos años en un campo de prisioneros americano y el choque que este tiene ante los nuevos, y extraños, acontecimientos que tienen lugar en el seno de su propia familia son el punto de partida de esta gran obra de casi 1000 páginas divididas en 2 dos tomos y que abarca 20 en la historia de nuestros protagonistas. En este primer volumen veremos los entresijos de la familia Tengue, un clan con más de 400 años de antigüedad, que antaño domino grandes campos de arroz y que ahora en este Japón de postguerra esta en decadencia, despojado de la mayoría de sus tierras y sin el poder que antes ostento.
El autor va entrelazando las diferentes tramas que se presentan entre los integrantes de esta familia, lo hace con calma y con cuidado pues son los cimientos del que será el eje central del libro. Y es que tarda casi 300 paginas en ponernos en primer plano a Ayako, la menor de los Tengue, fruto del una relación prohibida. Una niña que debido a una serie de circunstancias será encerrada en un frío sótano de un almacén y permanecerá aislada del mundo durante la mayoría de su infancia y su adolescencia. Veremos cómo se convertirá en una hermosa mujer que no conoce la maldad y cuya personalidad se forjara ajena a las reglas morales y sociales del “mundo exterior”. Y de cómo se enfrentara al mundo exterior una vez encuentre la libertad al final de este volumen.
Para dar forma a este argumento Tezuka hace lo que mejor sabe hacer, perfilar personajes muy humanos, llenos de luces y sombras. Cada integrante de esta obra está lleno de aristas con las que vernos representados. Las decisiones que van tomando y los errores que irán cometiendo serán los que nos harán comprender el conflicto que se encierra dentro de cada uno de ellos y darnos cuenta que todos ellos son víctimas de sus propias debilidades. Todo ello narrado con la habitual atención al detalle a la que este monstruo nos tiene acostumbrados dejando claro que es un gran conocedor de la psique humana.
De su trazo y narrativa no es necesario hablar. El maestro se muestra continuista en este aspecto, es decir, raya la perfección durante toda la obra. Dibujos de trazos limpios, serenos transmitirán la calma y cotidianidad del Japón rural y que unidos a su habitual buen hacer en la composición de las páginas marcan el ritmo sosegado que tiene la obra. Esto no tiene por que espantar a los lectores pues, aunque es cierto que el cómic tiene un ritmo algo lento, Osamu sabe como mantenernos enganchados a la lectura gracias a la gran potencia de sus personajes y tramas.
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