Reseña: Kaiju 8 #4 (Naoya Matsumoto)
Me gusta mucho Kaiju 8. Ojo. Me gusta tanto que Planeta no nos envió los números 2 y 3, y cuando recibí el cuarto tomo tardé exactamente siete segundos en ponerme los zapatos y bajar a mi tienda de confianza a por los tomos que faltaban para hacer los deberes, ponerme al día y poder contaros que Kaiju 8 es LA HOSTIA.
Es la hostia porque el tomo 3 acabó con una explosión y en este cuarto número la onda expansiva nos peina el flequillo. El sub-capitán Hoshina sigue demostrando que no tiene rival con las armas blancas y se enfrenta al Kaiju principal que lideraba el ataque a la base de las fuerzas de defensa de Tachikawa en un combate que parece tener dominado desde el principio. Pero esto, amiguetes, es un shonen de peleías, así que no tardan en cambiarse las tornas y ponerse la cosa muy pero que muy peluda. Y es esto una de las cosas que hace de maravilla este manga. Tenerte en alerta sin tener muy claro si el estertor que estás viendo será el último, o ese maldito Kaiju tiene OTRO as en la manga. Es, en el mejor de los sentidos, agotador.
Pero es que no contento con el final de ese combate, Naoya Matsumoto nos da un último revés, revelando la identidad de Kafka al resto del escuadrón. Y no van a tomárselo precisamente bien.
Kaiju 8 sigue su línea ascendente como uno de los shonens más en forma del momento, y lo cierto es que su tensa y ajustada narración unida a un dibujo que es cada vez más espectacular, convierten las aventuras de Kafka Hoshino en una delicia que pasa por la garganta del lector como la cerveza fresquita. Y lo mejor es que no tiene pinta de frenar, al menos de momento.
Hay muchos shonen ahora mismo en publicación, pero creo, sinceramente, que este Kaiju 8 está entre los mejores. No es el más original, al menos de momento, pero sí es uno que lo que hace, lo hace muy bien.
Miembro de Reserva de Maná, ex de La Parada de Los Monstruos, bloguero y procrastinador en general. La barba del podcast.