Reseña: Grand Dolls (Osamu Tezuka)
Siempre es un placer escribir de lo que a uno le gusta. Me detengo a pensar y es algo que no paro de hacer, ya sea para una reseña en esta página, o trabajando un guión para cualquiera de los programas semanales de Reserva de Mana. Pero es en reseñas como esta cuando te das cuenta de la suerte de poder hacerlo. Esto que digo huele a falsa modestia que tira para atrás, pero realmente lo creo. Escribir para una web te da la ventaja de tener acceso a material que de otra forma seguro pararían bastante desapercibidos, obras como la que hoy escribo, títulos como Grand Dolls de Osamu Tezuka y que sin duda no tendría acceso a ellos.
Y es que pese a que Grand Dolls sale de la mente del mayor creador que ha tenido jamás Japón, es un titulo menor dentro de su extensa obra. Y hubiera sido bastante fácil que este pequeño Shonen pasara por debajo de mi radar muy posiblemente sepultado entre las toneladas de material que suelen aparecer mensualmente de esta editorial, Planeta Comics, y pienso que no leerlo hubiera sido un gran error pese a lo “pequeña” de esta obra (240 páginas), y a que se trata de un verso suelto dentro de la gran bibliografía del maestro Tezuka.
Grand Dolls es una historia de ciencia ficción apasionante, y en cierto modo adelantada a su tiempo. Tetsuo es un joven estudiante de instituto, una persona del motón que siempre se deja arropar por la opinión de la mayoría, no se deja notar y no destaca por nada en especial. Una descripción que se podría amoldar fácilmente a cualquiera de nosotros, nos guste o no. Pero la vida cambia para él cuándo encuentra una extraña muñeca que al repararla se convierte en una joven estudiante. Pronto descubrirá que estas misteriosas muñecas son el primer paso de una raza extraterrestre que se está integrando en la sociedad para conquistar el planeta. A día de hoy, en pleno 2021 segundo año de la pandemia de nuestro señor el Covid y tras 53 años de películas y libros de invasiones extraterrestres, meteoritos mortales o robots asesinos provenientes del futuro, su argumento parece totalmente superado y bastante previsible, pero si nos ponemos en el contexto temporal de su publicación tendríamos que pensar que la ciencia ficción, fuera de la literatura, aun estaba en pañales, y todavía no había planteado muchas de las ideas que asumimos hoy, y que en 1968 el concepto de una invasión extraterrestre que suplantará a la raza humana era algo bastante novedoso, y por otra parte, bastante aterrador.
Pero no hay que olvidar que las obras de Osamu Tezuka estaban dirigidas a un público adolescente y por ello toda esta invasión extraterrestre, con ciertos paralelismos a la Invasión de los Anticuerpos de 1958, está envuelta en un shonen estudiantil, genero más consumido en la época y actualmente por el público nipón. Y como buen representante del genero, y encima escrito por uno de los padres del genero, no faltaran los líos de instituto entre adolescentes, situaciones cómicas, los intereses amorosos, la rivalidad entre personajes que más tarde serán buenos amigos y, sobre todo e indispensable, el típico camino del héroe que recorrerá su protagonista para pasar de ser un personaje plano sin carisma ni interés a ser el héroe que salvará el día. Pero pese a ser, como ya he dicho, una obra menor de Tezuka no se libra de todos sus tics como la inclusión de personajes y autores contemporáneos, aunque en esta obra no he visto ninguna autoreferencia cosa que me ha extrañado, un humor infantilizado herencia total de su “inspiración” en el mundo Disney o las continuas referencias a sucesos de gran repercusión en su “actualidad” como es el caso de las revueltas estudiantiles del Japón de finales de los años 60 del pasado siglo.
A nivel visual nos encontramos ante un Tezuka más Tezuka que nunca y por el que se considera uno de los padres del manga. Unos personajes bien definidos con una gran occidentalización de sus rasgos y unos planos que en ocasiones parecen storyboards de alguna película, evidentemente ambas cosas son fruto de las referencias del autor por aquella época y que no eran otras, como ya he dicho en el párrafo anterior, los dibujos animados de Walt Disney y el cine occidental. Por ello no será raro encontrar momentos donde se recurre a transformar a los personajes en animales antropomorfos como burros o cerdos para los distintos momentos humorísticos. Por otra parte, y seguramente esto es por ser una obra que fue escrita a la par de Astroboy, los diseños de los personajes guardan gran parecido y quienes hayan leído la obra del niño robot en más de una ocasión verán a Astro escondido tras los rasgos de Tetsuo…quizás demasiadas veces. Aunque para mí este tipo de dibujo me encanta, ya que crecí leyendo Astro Boy, entiendo que el lector que se acerque a curiosear este tomito tenga que frotarse los ojos ya que ciertamente el diseño artístico, ritmo y dibujo se ha resentido con el paso de los años. Por eso insisto que hay que verlo en el contexto de su marco temporal.
Planeta ha tenido a bien hacer la redición de un manga shonen que ha estado en la nevera durante mucho tiempo. Una obra de ciencia ficción con un argumento, que salvando las distancias, sigue estando bastante fresco y que conserva toda la magia con la que se escribió hace ya más de 50 años. Además se reedita con una edición más que decente, para el precio que vale (apenas 16 euros), papel satinado y de gramaje generoso y tapa dura. Una buena forma de acercarte a una de las obras menos conocidas del mejor autor manga de todos los tiempos.
De tanto jugar a videojuegos he terminado escribiendo de ellos en @noespais, hablando de ellos en @reservademana y dirigiendo y presentando La Pistacheria