Reseña: Sweet Tooth vol. 1 de 2 (Jeff Lemire)

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¿Cuántas veces nos han narrado el fin del mundo, el Apocalipsis, la aniquilación de la humanidad? No hay duda de que es una de las narraciones que más fuertemente nos atrae: todos nos deleitamos pensando en cómo acabará todo, cómo ha imaginado tal o cual autor el fin último de la humanidad. Quizás penséis que, precisamente por esto, por esta sobreabundancia de narraciones apocalípticas, deberíamos estar ya cansados de ellas. Y posiblemente sea cierto en cuanto a historias un tanto genéricas o carentes de personalidad. Pero no es el caso de Sweet Tooth: una obra admirable y brutalmente delicada en la que no importa tanto cómo acaba el mundo ni por qué, sino cómo lo viven sus protagonistas. Porque esa es la clave de este tipo de historias: importan más las sensaciones de sus protagonistas, sus emociones a lo largo de este terrible periplo hacia el final de un mundo (o el principio de otro), que no la propia hecatombe.

Y si de algo puede presumir esta obra, y lo puede hacer de muchas cosas, es de tener una pareja protagonista absolutamente maravillosa. Por un lado, tenemos a Gus, un niño mitad humano y mitad animal; y Jepperd, un superviviente que parece decidido a sacrificarlo todo para salvar a Gus. Y es que ambos viven en un mundo asolado por el Infortunio, una extraña enfermedad que ha matado a miles de millones de seres humanos y que amenaza con extinguirlos a todos a no ser que encuentren un remedio a tiempo. La clave para ello parece estar en una nueva raza híbrida humano-animal que apareció en el mismo momento en el que se inicio el Infortunio: por supuesto, todo valdrá para encontrar el remedio y los híbridos serán víctimas de una persecución brutal.

Jeff Lemire se sirve de esta sencilla premisa para contraponer a dos personajes principales totalmente distintos: Gus es un personaje ingenuo, inocente, alejado de la realidad que le envuelve e incapaz de saber sobrevivir en un entorno hostil; Jepperd, por su parte, es un ser bestial, duro, frío, lacónico, que no duda en utilizar la violencia como medio principal para la supervivencia. La dinámica que se establecerá entre ambos es el eje fundamental y el motor principal de la narración: nos interesa más ver cómo ambas personalidades se van entremezclando y enturbiando poco a poco, que llegar a saber qué originó el Infortunio o si tendrá cura. Los diálogos entre ellos dos, las miradas, los silencios compartidos… Lemire utiliza todos los recursos para hablarnos de dos personajes condenados a entenderse, dos seres totalmente alejados que deberán encontrar un punto común para sobrevivir en un mundo que no tenemos muy claro si vale la pena salvar o condenar definitivamente.

Lemire no escatima en escenas terribles y moralmente devastadoras: el estómago del lector va a estar puesto a prueba no sólo por la crudeza y salvajismo de las mismas, sino por su ambigüedad moral. A todo ello ayuda sobremanera el estilo de dibujo del autor, con dibujos realizados a manos y con un marcado acento expresionista que sabe extraer lo mejor de sí mismo en las numerosas escenas oníricas con las que va trufando, de manera brillante, la narración. Una pesadilla que el dibujo de Lemire, y su color, ayudan a acentuar y a dar una personalidad totalmente arrebatadora. La fuerza visual y el ritmo narrativo son de una potencia abrumadora.

A todo ello ayuda la excelente edición que ha llevado a cabo ECC Ediciones: ha recopilado en dos números la totalidad de la obra. Dos números, de los cuales ahora nos llega el primero, con más de 400 páginas a todo color, con tapa dura y bocetos que completan una experiencia impresionante.

Creedme cuando os digo que estamos ante una obra personalísima, es cierto, pero que estoy seguro que encandilará a todos aquellos que se acerquen a ella: tiene uno de los mejores dúos protagonistas que he visto en años, con un dibujo excepcional y un uso del color muy destacable y, sobre todo, una gran historia que contarnos. A ello le hemos de sumar una excelente edición que cualquier amante de los cómics va a querer tener entre las manos. Sweet Tooth es una obra inconmensurablemente cruda, pero de un humanismo terriblemente hermoso. ¡Que llegue ya el segundo volumen, por favor!


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