Reseña: Go West Young Man (Tiburce Oger)
Posiblemente el western sea el único género genuinamente norteamericano, íntimamente ligado a la historia, la identidad, las miserias y los valores de aquellos jóvenes Estados Unidos todavía en proceso de construcción. Diligencias, cuatreros, indios y vaqueros, persecuciones a caballo, asaltos al ferrocarril, pueblos en mitad de la nada construidos en torno a un bullicioso saloon con puertas dobles… pero sobre todo esos icónicos paisajes de arena y roca bajo un implacable sol de justicia.
Aunque, como no puede ser de otra manera con un género tan vinculado a un país y a una cultura, la mayor parte de los westerns que se han producido tienen origen americano, resulta especialmente llamativa la fascinación que el género siempre ha despertado en Europa, hasta el punto de abrazarlo como propio y empezar a crear nuevas obras. En el mundo del cine, por ejemplo, son sobradamente conocidos el spaghetti western italiano (muchas veces rodado en España) o el eurowestern alemán. Pero no han sido las únicas manifestaciones.
El mundo del cómic no ha sido ajeno a esta fascinación, trayéndonos muchas y muy buenas series ambientadas en el lejano oeste. Títulos como El Teniente Blueberry, Lucky Luke, Los Casacas Azules, Bouncer, Undertaker, Jerry Spring, Kit Carson, Tex Willer… o incluso algunos españoles como Gringo (Carlos Giménez) o Manos Kelly (Antonio Hernández Palacios) han mostrado el buen hacer de los autores europeos a lo largo de las últimas décadas, hasta llegar a Go West Young Man, recién llegado a las librerías españolas.
Si tuviese que definir este título con una única palabra, esta sería ambicioso. Go West Young Man pretende recoger en una única obra la práctica totalidad del far west americano, desde los primeros colonos y sus enfrentamientos con las tribus locales a finales del siglo XVIII hasta la normalización del automóvil en los años previos a la segunda guerra mundial. Más de 150 años de historia condensados en 120 páginas impregnadas de suciedad, supervivencia y violencia. O, más que 150 años de historia, tal vez debería haber dicho 150 años de historias.
Historias. Y es que, no conforme con tratar de abarcar toda una época, el guionista Tiburce Oger también quiere mostrarnos todas las temáticas propias del género: la conquista del oeste, la guerra civil americana, la revolución mexicana, las primeras ciudades, pioneros y exploradores, indios, vaqueros, bandidos, justicieros, cazarrecompensas, saloones y prostíbulos, desiertos implacables… todo tiene cabida en esta obra. Para ello, y utilizando un reloj de oro que va pasando de mano en mano y de historia en historia como macguffin, Oger articula Go West Young Man como una serie de relatos independientes pero interconectados que le permiten narrar las historias que le interesan sin ataduras en cuanto a personajes, ubicaciones o fechas.
Esta independencia entre los distintos relatos se manifiesta también en el dibujo: cada una de las catorce historias que se recogen en esta antología corre a cargo de un dibujante/colorista distinto. Cada artista, seleccionado entre lo mejor del panorama actual en el cómic francobelga, aporta a sus viñetas un estilo artístico y personalidad distinto, aunque siempre compartiendo un enfoque naturalista y verosímil que pone de manifiesto el tono historicista y riguroso propuesto por Oger.
La estructura escogida para dar forma a Go West Young Man es, paradójicamente, su principal virtud en términos de ritmo, frescura y agilidad narrativas, pero al mismo tiempo se convierte también en su principal lastre: debido a su corta duración algunas de las historias parecen demasiado precipitadas, y en algunas ocasiones la inclusión del reloj para dar continuidad a la antología resulta un poco forzada. Por otro lado, aunque el dibujo en general raya a un nivel muy alto, se aprecia cierta irregularidad entre los distintos dibujantes. En cualquier caso, nada grave que nos impida disfrutar de un más que recomendable viaje en el tiempo y en el espacio a lo largo y ancho del salvaje oeste.
Estos son los catorce relatos que conforman la antología, todos guionizados por Tiburce Oger:
- Golden Watch, por Paul Gastine.
- Dos Palabras, por Patrick Prugne.
- Malheur River, por Olivier Taduc.
- Conestoga, por Benjamin Blasco-Martinez.
- Pyramid Lake War, por Ralph Meyer.
- No Te Mueras, por Felix Meynet.
- Las Hermanas Austin, por Dominique Bertail.
- Yo Conocí a Wild Bill, por Hugues Labiano (dibujo) y Jérôme Maffre (color).
- El Oso, por François Boucq (dibujo) y Jack Manini (color).
- The Girls and the Doc, por Éric Hérenguel.
- La Carta, por Michel Blanc-Dumont & Steve Cuzor (dibujo) y Tom Cuzor (color).
- La Montaña que Habla, por Christian Rossi.
- Cattle Kate, por Michel Rouge (dibujo) y Corentin Rouge (color).
- Viva Villa, por Ronan Toulhoat.
La edición que nos presenta Norma Editorial, en tapa dura y papel de alta calidad, recoge a lo largo de sus 124 páginas a todo color los catorce relatos antes mencionados, así como una pequeña introducción a cargo del propio Tiburce Oger y una colección de portadas alternativas y bocetos de algunos de los dibujantes participantes. Vale la pena destacar la excelente y evocadora portada de Enrico Marini, que pone la guinda del pastel a una obra que ningún amante del western debería dejar pasar.
Miembro de Reserva de Maná y director de Low Poly. Lector de cómics, cinéfilo, y curioso de la tecnología. Part-time dreamer.