Reseña: Blacksad – Todo cae. Segunda parte. (Juanjo Guarnido y Juan Diaz Canales)

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Blacksad es, más allá de cualquier duda, una institución. Uno de los grandes pilares del cómic español. Una de esas obras de las que sentirse orgulloso cuando se habla del noveno arte. Y es por eso que la espera entre «Amarillo» y este díptico de «Todo cae» se hizo muy muy larga. Fueron 8 años sin una nueva entrega de Blacksad y su inseparable Weekly, en los que la pareja de artistas se pusieron con otras cositas para dejar descansar este universo de furros.

Tuvimos la primera parte de «Todo cae» en Octubre del 21, y aún siendo una lectura deliciosa, esta primera mitad nos dejó con la miel en los labios y con un cliffhanger de los que desencajan las mandíbulas de los más fans. Las tribulaciones del magnate de la construcción, los sindicatos y el grupo de teatro nos dejan miguitas de pan para ir enganchándonos y la revelación de la última página te termina de agarrar de las gónadas. Y aprieta. Durante dos años.

Y por fin, POR FIN, tenemos ante nosotros la conclusión. Y qué conclusión, amigos. La llegada del pasado de John Blacksad arrasa con él como una ola de 12 metros que le rompe encima y le deja desconcertado y desorientado en la orilla. Del mismo modo, Weekly se acerca mucho más de lo que debe a Solomon, que es poco menos que un Florentino Pérez con plumas. Y para colmo, las conexiones entre el grupo de teatro y el sindicato dejan claro que quedan caza vez menos lugares de la ciudad sin pudrirse.

Este séptimo volumen de las aventuras de nuestro gato negro preferido, nos lleva en volandas gracias a su guión milimétrico y sus afilados diálogos. Un misterio en el que todo es lo que parece, pero peor. Obreros explotados, magnates corruptos hasta la médula, genios que se han dejado devorar por el hedonismo, personas con ánimos de venganza que no se detienen ante nada y sicarios con poco o nada que perder nos hacen preguntarnos hasta cuán hondo caeríamos nosotros mismos dentro de este abismo en el que lo correcto suele ser lo más difícil de hacer, cuando no mortal.

El dibujo de Guarnido, además, vuelve tan potente como siempre. Viendo las páginas de este tremendo álbum sin contextualizar, podríamos pensar que estamos ante la enésima aventura de animalitos antropomórficos de Disney, pero lo cierto es que cuando llega la hora de la violencia es más descarnada aún si cabe. El dinamismo, las expresiones, los escenarios. Uno de los mejores artistas de nuestro país con el maquinómetro al 11.

Obviamente incomprensible sin su primera parte, esta segunda entrega de «Todo cae» es todo lo que se podría esperar de una historia de Blacksad, una nueva muestra de la increíble química entre Diaz Canales y Guarnido. Su único problema es que se termina, y no sabemos cuándo volveremos a visitar este universo. Esperamos que no tengamos que esperar otros 8 años.

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