Reseña: Black Squaw (Yann, Henriet)

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¿Cómo te quedas si te digo que este cómic va sobre una mujer que luchó contra el todopoderoso Ku Klux Klan, contribuyó a la caída del imperio de Al Capone durante la época de la prohibición… y además fue la primera piloto afroamericana de la historia? No sé vosotros, pero yo lo primero que pensé al leer la sinopsis fue que los guionistas se habían pasado de frenada dándole a la coctelera de ideas. ¡Ah, espera, que además de afroamericana nuestra protagonista era también medio cherokee! ¿Acaso se puede subir más el nivel del inventómetro? En fin…

Entonces, en cuanto sigues leyendo y profundizas un poco, es cuando la realidad te da un bofetón de los gordos y descubres que detrás de esa rocambolesca sinopsis hay una historia real y una persona de carne y hueso, Bessie Coleman, un auténtico ciclón que luchó contra todos los prejuicios de una época para conseguir alcanzar un sueño desoyendo a un mundo que le decía que era imposible.

Black Squaw, que hace referencia al origen étnico de la protagonista (black recoge su ascendencia afroamericana mientras que squaw, término generalmente despectivo para referirse a las mujeres nativas indias americanas, ilustra su linaje cherokee), nos cuenta a lo largo de cuatro álbumes (Night Hawk, Scarface, Le Crotoy y Secret Six) la historia, con sus correspondientes licencias para potenciar el dramatismo y la acción, de Bessie Coleman a través desde su infancia en la reserva india en la que trabajaba su padre hasta etapa como contrabandista aérea de alcohol para Al Capone.

El guión, a cargo de Yann (Yannick Le Pennetier, actual responsable de la serie Thorgal)  se construye en base a hábiles saltos, adelante y atrás en el tiempo, a lo largo de la vida de la protagonista, recorriendo los momentos más relevantes de su vida: su infancia en la reserva, su vida en el sur de Estados Unidos y sus encontronazos con el Ku Klux Klan, su formación en Francia como piloto y su tiempo como contrabandista al servicio de Capone. Saltos que nos permiten, ya desde el principio, entender mejor el carácter y los valores de Coleman, sin perjudicar la independencia narrativa de los cuatro álbumes. Un guión ágil y cumplidor, completamente al servicio del dibujo.

Y es que, donde verdaderamente brilla Black Squaw es en su apartado artístico. El equipo (tanto en lo personal como en lo profesional) formado por Alain Henriet a los lápices y Patricia Tilkin (Usagi) al color realiza un increíble trabajo de recreación a todos los niveles: personajes, vestuario, arquitectura, paisajes, climatología… pero sobre todo en todo lo que tiene que ver con el mundo de la aviación, especialmente los numerosos y distintos tipos de aeronaves que aparecen a lo largo de la historia, cada una con sus propias características cuidadas hasta el más mínimo detalle.

Para no perder las buenas costumbres adquiridas en este tipo de ediciones, Norma Editorial vuelve a dar el do de pecho acompañando los cuatro álbumes (hasta ahora inéditos en nuestro país) que componen este integral con 32 páginas adicionales cargadas de extras. Además de las habituales colecciones de portadas y un buen puñado de ilustraciones, el tomo recoge una biografía de la auténtica Bessie Coleman y un par de textos para conocer mejor a los Lighthorsemen (policía tribal cherokee) y al terrible Ku Klux Klan. El tomo, en tapa dura, lomo reforzado y con una impresión a todo color en papel de alta calidad que potencia el trabajo de Henriet, también incluye un dossier sobre el minucioso proceso de documentación gráfica, casi obsesivo, de los autores a la hora de preparar esta obra.

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