«¿No te has preguntado porque hacen las puertas tan grandes en los cementerios? No es que la gente se muera por entrar.»- El Joker

¿Cuánto conocemos de nuestros personajes favoritos? A ver, me explico. Hablando de Batman es bastante probable que ya se haya contado casi todo sobre el. Su primera historia fue en 1939 y desde entonces no se han parado de publicar historias. En 85 años entre historias principales, crossover y novelizaciones es posible que hallan miles de publicaciones del hombre murciélago y su variopinta colección de villanos… después de tanto tiempo y con tantas cosas publicadas es muy complicado pensar que no sepamos hasta el más mínimo detalle del personaje. Nos han contado sus inicios, sus primeras aventuras, sus amores, sus grandes batallas, sus mayores perdidas…pero siempre queda algo que contar. Siempre hay un doblez en la personalidad de un personaje que poder explorar o un matiz de su vida donde nos podamos internar.

Esto mismo es lo que debió de pensar Tom King cuando se propuso a realizar esta miniserie con la que terminaba su andanza con el hombre murciélago. King se propone encontrar esa difusa línea que dividen al personaje con su alter-ego, indaga en la vida de Wayne para encontrar la zona gris donde ambas personalidades, hombre y justiciero, se entrelazan. Y a partir de esa zona comienza a realizar un enorme trabajo de exploración. Como podría compaginar su vida de justiciero y la de ferviente amante de Selina Kyle, como llevar una relación en la cuerda floja constante ya que el es un adalid de la justicia y ella una ladrona que se mueve siempre entre los tonos más grises de la moralidad. Como envejecerían ambos, como serían sus hijos, cuales serian sus interacciones…este planteamiento ya es de por sí es muy interesante pero King va un paso más allá y lo expande a otros personaje imaginando como sería un Joker en la vejez, colgaría los guantes de payaso para llevar una vida “normal”.

Con todo este arsenal de preguntas Tom King va creando una historia que transcurre entre el pasado, cuando Batman y Catwoman comienzan su romance, el presente, cuando su vida en pareja se pone a prueba por la aparición de un amor del pasado de Bruce y un futuro donde Bruce Wayne ha muerto y ha dejado tras de si una vida plena junto a Selina Kyle y su hija Helena que ha tomado el legado de su padre convirtiéndose en Batwoman y ayudada por un joven comisario Grayson. Un guion que va saltando entre momentos temporales sin previo aviso para ir contándonos estas tres tramas y que vemos como todas ellas, aunque transcurren en momentos temporales distintos, se van solapando entre ellas dándonos un nuevo punto de vista, más cercano, más humano de los grandes personajes de la serie de Batman.

A nivel estético la serie cuenta con un buen número de lápices. John Paul, Liam Sharp, Michel Lark, Lee Weeks, Walter Simonson, Mitch Gerads y Clay Mann pasa por la colección haciendo el gran esfuerzo de mantener una coherencia artística, conservando los mismos diseños y la misma línea narrativa en lo visual. Batman Catwoman, además de contar con un excelente guion, cuenta con uno de los diseños de personajes más fascinantes que me he encontrado en mucho tiempo. Batman es esvelto y decidido, Selina Kyle voluptuosa y atlética, nunca antes he visto un Joker tan en forma y tan enloquecido como aquí y mención a parte al diseño de Batwoman, sencillamente espectacular.

Hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto con un cómic de superheroes, de verdad os lo digo. Tom King se ha pasado tres pueblos con esta historia. Inmensa, enorme, inconmensurable no creo que se haya inventado la palabra describir lo magnifica que es esta historia que Tom King ha creado para uno de los personajes de ficción más queridos y conocidos del mundo superheroico, como diría mi amigo Julio: “se me caen las manos de tanto aplaudir”. Una historia que va más allá de lo que creemos conocer a los personajes mostrándonos las facetas más humanas de cada uno de ellos y que por si fuera poco ECC la edita en tapa dura, papel de gran gramaje y aun precio de 41,50€ que sinceramente me parece un regalo.

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