Análisis: The Rogue Prince of Persia

Me parece algo atrevido decir que la saga Prince of Persia vive una segunda juventud. Pero lo cierto es que tras muchos años de silencio, Ubisoft ha retomado el interés por esta emblemática franquicia, que dicho sea de paso, es una de las favoritas de muchos jugadores con cierta edad, entre los que me encuentro. El año pasado pudimos disfrutar de Prince of Persia: The Lost Crown, un metroidvania estupendo que renovó la fórmula clásica con muy buen hacer, y ahora con The Rogue Prince of Persia, lo que tenemos es un roguelike en 2D desarrollado por Evil Empire, los mismos que hicieron el DLC de Castlevania para Dead Cells, que ojo, probablemente sea el mejor roguelike de la década junto a Hades. Además, en el horizonte sigue en marcha el ¿esperado? remake de Las Arenas del Tiempo, que traerá de vuelta al príncipe que muchos conocieron en la era de PlayStation 2.
El juego sigue la clásica fórmula roguelike: cada partida desbloquea nuevas rutas, armas, talismanes y mejoras que hacen que el siguiente intento sea más llevadero. Está dividido en tres actos; y cuando empecé a escribir este análisis yo aún no había logrado superar el primero. Aviso: no es nada fácil. Cada dos o tres niveles aparece un jefazo. Al principio son duros, pero una vez entiendes sus mecánicas dejan de ser tan complicados. Lo difícil, realmente, es llegar hasta ellos, y llegar en condiciones. Es decir: con la barra de vida completa, las pociones de curación intactas y una combinación de objetos que nos resulte cómoda y se ajuste a nuestro estilo de juego.
En el mapa iremos encontrando viajes rápidos, vendedores, cofres, secretos y herreros para mejorar armas. El oro es la moneda principal, pero también existen unas orbes mágicas que permiten desbloquear nuevas armas y mejoras para poder aplicar a nuestro héroe al comienzo de cada partida. No confundir con las mejores permanentes, ya que estas vienen a través del árbol de habilidades, el cual iremos desarrollando a medida que ganamos experiencia.
El combate incluye lo básico: golpe normal para encadenar combos, golpe cargado, salto, esquiva o dash, y un arma secundaria o herramienta. Aquí ya entra el gusto personal: algunos se sentirán más cómodos con la maza de fuego y el arco; otros, con la combinación de hacha y disco sierra. Hay muchísimas opciones que se irán desbloqueando conforme avanzamos, pero la mayoría consisten en un arma cuerpo a cuerpo y una a distancia.
El control es excelente, y no se limita a saltar: puedes correr por paredes, usar el dash en el aire, colgarte de salientes, trepar muros, impulsarte en mástiles o lianas… Todo esto convierte la parte plataformera en una experiencia ágil, rápida y muy satisfactoria. Además, cuando encadenamos una serie de movimientos “perfectos”, nos envuelve un aura especial que nos permite movernos más rápido y con mayor agilidad, lo que hace que la parte de plataformas se convierta casi en un speed run. Aunque lo de correr es cuestión de gustos: unos prefieren buscar todos los secretos y obtener todo el oro posible, y otros querrán pasar de puntillas por la fase para llegar lo antes posible a la parte en la que fallaron. Normalmente, en un jefe. Además, esta aura que acabamos de comentar también servirá para crear sinergias en el combate mediante habilidades de las armas y talismanes.
Más allá del combate y las plataformas, que conforman el núcleo jugable, iremos recibiendo encargos: rescatar prisioneros, encontrar personajes, buscar libros o abrir puertas. No hay una narrativa lineal como tal; en cambio, la historia se construye poco a poco en nuestra cabeza con cada misión y con cada intento, ya que casi siempre vamos a encontrar algo nuevo. Nuestro protagonista también va escribiendo nuevas líneas de diálogo con los personajes que se unen al Oasis, el campamento donde despertamos tras cada muerte… o, mejor dicho, intento fallido.
Si en lo jugable tenemos un notable alto, donde realmente destaca este juego es en lo artístico. Visualmente es espectacular: referencias constantes a la cultura persa, ese aire a Las mil y una noches, colores suaves, trazos gruesos, diseños llamativos… El protagonista tiene muchísimas animaciones y expresiones diferentes según la situación. Y la banda sonora es fantástica, te sumerge de lleno en este reino invadido por hunos y criaturas fantásticas, lleno de secretos, magia y personajes con encanto.
En definitiva, The Rogue Prince of Persia me ha parecido un roguelike excelente, muy recomendable para los fans de juegos como Dead Cells y, por supuesto, para quienes sentimos un cariño especial por la saga Prince of Persia. Es fresco, ágil, dinámico, y pese a cambiar de género mantiene intacta la esencia de la saga a través de su ambientación, combate y plataformas. Una vez más, esa “otra Ubisoft”, (a la que por cierto le dedicamos un programa), la de los juegos pequeños y con alma, ha sabido ganarse nuestro corazón. Espero que las ventas de este título lo acompañen, y que, junto a The Lost Crown, marquen un nuevo rumbo para el mítico Príncipe.

Big Boss del podcast @reservademana desde 2014. Aficionado a los videojuegos, wargames, cómics, anime, manga y todo lo que quite tiempo.