Reseña: Hotel Harbour View (Jiro Taniguchi)

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Ya sea uno experto o no de su obra, si se piensa en Jiro Taniguchi irremediablemente te vienen a la cabeza trabajos donde el autor japonés plasma con maestría su narrativa de la cotidianidad para construir historias donde los personajes pueden desarrollarse libremente y erigirse en los merecidos protagonistas. Tal vez por ello la nueva edición de la antología Hotel Harbour View editada por Planeta Cómics sea la excusa perfecta para descubrir a un Taniguchi alejado de esto.
Hotel Harbour View nos plantea, con sentido de lectura oriental, diversas historias cuyo denominador común es la amenaza latente de la muerte acechando en cualquier momento. La parca en ocasiones va vestida de un inofensivo transeúnte o bien de una atractiva mujer, ya que el autor nipón recurre en diversos pasajes a su buen hacer para representar a la muerte vistiendo tacones, encarnándose en una asesina letal y precisa. Para el desarrollo de este manga no podemos obviar a Natsuo Sekikawa, quien escribe esta obra y se encargará de adaptar el guión de Alain Saumon en Un asesinato tokiota.
Taniguchi se aleja de obras como El almanaque de mi padre, Barrio Lejano o Crónicas de la era glacial para dibujar viñetas mucho más crudas y directas, donde seguimos asistiendo al protagonismo de los personajes pero sobre todo donde se reflejan muchos de los clichés clásicos que hemos visto o leído tantas veces en películas y libros del género del cine o novela negra. Un antihéroe por aquí, una espiral de decadencia por allá, violencia y escenas eróticas administradas en su justa dosis. Y es que no estamos ante una obra ligera (ni lo pretende Taniguchi) casi como ocurre con todas las que firma, ya que cada una de las historias que componen Hotel Harbour View requiere de una inmersión completa en sus páginas, en sus ilustraciones y en su prosa.
La obra que da nombre a esta antología es la primera que nos encontraremos tras una primera trama inacabada a la que haremos referencia más tarde. Hotel Harbour View nos sitúa en Hong Kong donde su anónimo protagonista está preparando el irremediable encuentro con la muerte para tratar de salir airoso. Varios de sus personajes ayudarán al lector a enlazar con historias venideras, en particular una letal asesina a la que volveremos a ver con frecuencia.
La segunda historia lleva por nombre El restaurante de la calle de los niños perdidos y en ella la muerte vuelve a estar presentar tras el brutal asesinato de una estudiante de secundaria provocando que su padre persiga una anhelada venganza llevándole desde Japón a Venezuela. La asesina ya presente en Hotel Harbour hace acto de presencia de manera meramente testimonial en esta historia ayudando a dar consistencia a la antología presentada en este manga.
La misma asesina, a quien reconoceremos por su mirada de hielo, su característico peinado y unos pendientes de perla negros, toma el protagonismo principal de Breve encuentro, la tercera de las historias y personalmente mi preferida. En esta ocasión Mariko, nuestra sicaria, tendrá el encargo de acabar con alguien con quien guarda un nexo de unión desde hace años. El nombre de esta obra no es baladí puesto que se nos presentan dos duelos de pistoleros al más puro estilo western en los que Taniguchi conduce con maestría el suspense sobre cuál será el resultado final del mismo hasta que las balas desgarren la piel del perdedor.
Se cierra el volumen con Un asesinato tokiota, una adaptación de un guión escrito por el francés Alain Saumon, amigo de Sekikawa quien le pidió que le permitiera adaptar a un manga el texto y conseguir para el mismo el valioso dibujo de Taniguchi. En ella se nos presenta de nuevo a la muerte como un incomprensible ritual a los ojos de Robert La Rochelle, un extranjero en tierras niponas que asistirá a la detallada liturgia de un yakuza que tiene que afrontar el objetivo de cumplir con un asesinato o morir en el intento.
Tal y como he mencionado y reconociendo la ortodoxia de ello, he dejado para el final la mención a la obra que abre este manga. Good Luck City es una historia inconclusa que dejó de desarrollarse en el otoño de 1983 y que evoca escenas casi independientes donde ya se aprecian los escarceos de Taniguchi con el thriller y la novela noir usando a personajes aparecidos en Hotel Harbour View. Una lástima que no llegara a acabarse porque destila ese buen aroma de una intensa trama aún por desarrollar y que además se nos presenta a todo color en esta edición de Planeta Cómics.
Su particularidad la hace compleja de afrontar ya que sitúa al lector en una vorágine de escenas ilustradas con detalle dando la sensación por un lado de haber comenzado a seguir la historia una vez avanzada, y por otro lado omitiendo casi en su totalidad el trasfondo de los personajes dejando a nuestra mano la imposible misión de rellenar los huecos del pasado de los actores con las pinceladas que nos dan acerca de ellos.
Mención especial en particular a la traducción al castellano de esta parte y que me ha parecido soberbia al ser capaz de representar fielmente el lenguaje de este género, necesario para no restarle un ápice de carisma. También destaca la narrativa usada aquí trayendo a la primera línea del frente el lenguaje narrativo clásico de la novela negra sin destilar, como un buen whisky sin hielo.
Hotel Harbour View es un tomo diferente, un manga para rescatar cada cierto tiempo y que se convierte por méritos propios tal vez en uno de los mejores homenajes que como lectores podemos rendirle al maestro Taniguchi.
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