Reseña: Wonder Woman – Empieza una nueva era (Tom King, Daniel Sampere)

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Empieza una nueva era.

Así se titula el, lo digo desde ya, excelente tomito de Wonder Woman que tenemos entre manos, luciendo un sencillo, prometedor y significativo número 1 tanto en la portada como en el lomo. Y, sinceramente, creo que podría haberse elegido un título más apropiado. Nueva era porque marca el camino de la reciente decisión de ECC de abandonar las grapas y pasar a publicar las series regulares directamente en tomo rústico, prácticamente al mismo tiempo (apenas dos semanas de retraso) que en Estados Unidos. Nueva era porque el tomo recoge una nueva serie regular capitaneada por un nuevo equipo creativo formado por Tom King y Daniel Sampere. Pero sobre todo, nueva era porque nos presenta a una nueva Wonder Woman, Lizzie, que se define a sí misma con las siguientes palabras:

Me llamo Elizabeth Marston Prince. Soy la campeona de las amazonas. La líder de la Liga de la Justicia. La hija de Diana. Y la primera portadora de los tres Lazos del Destino.

Casi nada.

La primera página ya nos deja claro que estamos ante una nueva era con nuevos personajes y nuevas reglas. Nos encontramos en un futuro cercano en el que los roles de Superman, Batman y Wonder Woman están en manos de sus descendientes: Jonathan Kent, Damian Wayne y la ya nombrada Lizzie, en el momento preciso en el que el trío está a punto de luchar contra los mismísimos dioses con el único objetivo de llegar a la prisión de un misterioso personaje, que pronto se revelará como el soberano de los Estados Unidos de América.

¿De dónde ha salido esta nueva Liga de la Justicia? ¿Cómo se ha llegado a ese punto? ¿Quién es ese misterioso soberano que habla de sí mismo en tercera persona? Para conocer todas estas respuestas, y también para formular otras muchas preguntas que se desarrollarán a lo largo de la nueva serie regular, Tom King se saca un conejo de la chistera y, en forma de relato narrado por el decrépito regente, nos lleva unos años atrás, cuando el misterioso anciano todavía decidía los designios del mundo desde las sombras y Wonder Woman todavía era la Wonder Woman que todos conocemos: Diana.

Aviso para navegantes: escribe Tom King. Y, como diría aquel, esta Wonder Woman es muy Tom King y mucho Tom King. O, como diría otro, mucho texto. Lo cual, personalmente, me parece maravilloso porque está escrito como los ángeles. La narración del soberano, casi siempre en off, jamás tiene el protagonismo sino que marca el camino, complementa, jugando con narraciones paralelas y dobles sentidos, y refuerza todo lo que sucede en las viñetas.

King sitúa a su Wonder Woman en un mundo tan real que casi duele, sobre todo en su vertiente política (gobierno de las élites económicas, post-verdad, manipulación mediática, incitación al odio…) con una historia que, si no se hubiese escrito hace ya unos meses, podría ser sospechosa de inspirarse en la situación que ahora mismo se está viviendo en Reino Unido y la campaña de odio, alimentada a través de fake news, contra ciertos grupos de inmigrantes. ¿Qué pasaría si ese grupo de inmigrantes fuesen las amazonas? ¿Qué pasaría si, a través de una campaña orquestada desde las cloacas del poder, Wonder Woman se convirtiese en una proscrita?

La premisa de King brilla especialmente gracias al extraordinario trabajo de un increíble Daniel Sampere que con esta obra se consagra definitivamente como uno de los artistas más relevantes del momento. Una combinación perfecta que le ha valido a la pareja la nominación al Eisner a la mejor serie regular. Sampere muestra su solvencia tanto en las espectaculares e impactantes secuencias de acción como en los momentos más sobrios y narrativos. Incluso se atreve con todo un número íntimo, cercano y lleno de esperanza capaz de arrancarnos alguna lágrima. Pero sobre todo destaca en el dibujo de la propia Wonder Woman, una Diana estilizada y luminosa que se define sí misma con cada trazo, sin necesidad de palabras, simplemente a través de su porte y su mirada. Una Wonder Woman fuerte, cuya fuerza no es simplemente física, sino que viene de su espíritu, resiliencia y sentido de la justicia.

La edición de ECC Ediciones, aunque carece otros extras más allá de las portadas originales y alternativas intercaladas, sí recoge las pequeñas historias autoconclusivas Los mejores del mundo, publicadas originalmente en las grapas originales y maravillosamente ilustradas por Belén Ortega, en las que se narran pequeñas aventuras de Jon, Damian y Lizzie en distintos momentos de su infancia y adolescencia. Historias tan divertidas como excelentes, tanto es así que también han sido merecedoras de su nominación a los Eisner.

¿La única pega de este tomo? Que ahora ya no haya grapas y tengamos que esperar hasta el siguiente tomo para seguir con esta extraordinaria serie. Continuará…

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