Reseña: Viaje al Centro de la Tierra (Julio Verne)

Julio Verne tiene el honor de ser la puerta de entrada de muchos de nosotros a la lectura, más o menos, seria. A muchos de los cuarentones de hoy nos regalaban de niños, para alguna que otra fecha especial, alguno de sus libros. Mamotretos sin fotos ni dibujos y de letra que se nos antojaba pequeñísima que, como niños que éramos, aceptábamos a regañadientes ese pésimo regalo que sin duda alguna hubiéramos cambiado por esa pelota de reglamento o el G.I Joe que nos gustaba. En mi caso particular ese libro fue precisamente Viaje al Centro de la Tierra, y para ser sincero tengo que confesar que ese libro marrón, de ediciones Iberlibro, estuvo cogiendo polvo en una balda de la estantería durante al menos un par de años. Pero un día, seguro que buscando alguna otra cosa, encontré de nuevo el Viaje al centro de la tierra y comencé a leerlo, seguramente porque no tendría otra cosa que hacer. Y fue una lectura que me atrapo y me tuvo sentado leyendo hasta la ultima de sus hojas. Tras ese vinieron De la Tierra a la Luna, El castillo de los Cárpatos, La Casa de Vapor, Dueño del Mundo, El Secreto de W. Storitz, Robur El Conquistador…. Estoy bastante seguro que no soy un caso aislado y es posible que alguno de los lectores de esta web tenga una historia similar. Y es que a Julio Verne se le pueden atribuir apelativos como visionario, pionero de la ciencia ficción, viajero incansable… pero para un niño es más que eso. Era el guardián de nuestra particular puerta a Narnia. El maestro de ceremonias de un sin fin de aventuras que nos hicieron soñar con mundos extraños, grandes batallas y épicos desenlaces antes siquiera de que el videojuego entrara en nuestras vidas.
Cualquiera de los títulos que he nombrado antes, y para ser honesto cualquiera de las obras de los grandes clásicos de la aventura y ciencia ficción, siguen manteniéndose tan vigentes, o casi, hoy como en su día. Prueba meritoria de ello es que siguen saliendo adaptaciones a distintos medios como es el caso del tebeo que nos ocupa. De la mano de Rodolphe nace la adaptación de una de las obras más conocidas del autor, con permiso de “De la tierra a la Luna”, y que transporta a las viñetas un resumen bastante ligero de “Viaje al Centro de la Tierra”. No voy a entrar en detalles sobre la historia ya que me parece que es una de esas obras que tienen un argumento de sobra conocido. Por lo que mejor centrarse en los aspectos más interesantes de la adaptación. Rodolphe hace un trabajo más que digno sin tomar excesivas licencias, la más llamativa es el cambio de sexo de uno de los protagonistas (ni estorba ni molesta esta decisión, pero debido a lo poco que aporta tampoco se entiende). La historia recoge los pasajes más interesantes y llamativos del libro dejando en el tintero partes de la aventura que, siendo igual de interesantes, son más densas y más pesadas de llevar en una adaptación de este tipo. Se entiende esta decisión en pro de hacer una obra menos densa y pensada para una lectura rápida destinada a un publico más joven, pero mentiría si no digo que se echan de menos algunos tramos del libro.
Pero lo más llamativo de esta adaptación es sin lugar a duda el trabajo de Patrice Le Sourd a los lápices. El ilustrador francés transporta el relato a un universo de animales antropomorfos. La sociedad decimonónica donde se desarrolla la trama esta compuesta por conejos. Una decisión que da al clásico de Verne un toque a fabula, casi a cuento infantil, que le sienta bastante bien. El estilo limpio de la escuela Franco-Belga ayuda también a ese ambiente de maravilla y magia que rodea, en esta ocasión más que nunca, la historia.
Una adaptación dirigida a los más jóvenes de la casa pero que los más adultos también disfrutarán gracias a la fidelidad con la obra original y al excelente trabajo en el dibujo.

De tanto jugar a videojuegos he terminado escribiendo de ellos en @noespais, hablando de ellos en @reservademana, director de la extinta «La Pistachería»