Reseña: Otoñal (Daniel Kraus, Chris Shehan)
Biddle, Biddle, alegra y sencilla,
un bebé gestó de una semilla
Chica hermosa, chica graciosa
pero papá se niega a tal cosa.
La cuna del bebé abierta está
y a un cerdo allí envía papá.
Mastica, aplasta y engulle,
y nada salvo el grito de Biddle se oye.
Relámpago y trueno, cuchillo y hacha,
50 golpes y una vida segada.
Después de 50 ella mata a uno más,
ahora es asesina en vez de mamá.
Testa y pelo, sangre y hueso,
se tornan hoja y guijarro, árbol y barro.
Cuidado con la nariz, mira por donde pisas,
Biddle, Biddle allí crece deprisa.
No sé si os pasa a vosotros, pero a mí una de las cosas que más mal rollo me suele dar en una obra de terror, ya sea literatura, cine o videojuegos, es esa típica cancioncilla infantil con letra bastante chunga pero que sin embargo los niños cantan alegres y despreocupados asociada a algún juego tradicional. Literalmente me ponen los pelos de punta.
Creo que el mal rollo viene por una doble razón: por un lado por la anticipación que generan, porque siempre suelen ser la promesa de algo terrorífico con lo que inevitablemente nos vamos a encontrar más adelante. Aquello de sugerir antes que mostrar, de dejar que nuestra imaginación se dispare y se encargue de hacer el trabajo sucio. Pero también, y creo que casi en mayor medida, estas canciones me dejan mal cuerpo por la evidente despreocupación con la que los niños recitan unos versos que en circunstancias normales deberían acojonarles, la aceptación de la amenaza hasta su normalización… O dicho de otra manera, la aceptación de la derrota antes incluso de empezar a jugar: asumir que ya has perdido y tratar de sobrellevarlo de la mejor manera posible.
Por eso estas canciones funcionan tan bien cuando van ligadas al folk horror, habitualmente asociado con alguna tradición sobrenatural que pervive en un equilibrio malsano en un entorno rural o en alguna comunidad aislada. Un equilibrio que inevitablemente se romperá cuando alguien ajeno a la comunidad, normalmente nuestro protagonista, entre en escena.
Otoñal tiene todo esto: tiene cancioncita malrollera, tiene un pueblo que oculta un gran secreto bajo un pacto de silencio, tiene una amenaza sobrenatural… y tiene dos forasteras que, al principio ajenas a todo lo que está pasando, cambiarán el destino de la comunidad para siempre. Pero también tiene mucho más: reflexiona sobre la maternidad y sobre el precio a pagar para proteger a los nuestros, sobre el trauma, el abandono y sus consecuencias a largo plazo, sobre el poder de la naturaleza desatada y sobre el proceso de creación y reinvención de los mitos..
El guión de Otoñal supone el debut en el mundo del cómic del escritor norteamericano Daniel Kraus, ya reconocido como novelista (The Monster Variations, Rotters, Scowler…) pero sobre todo como guionista vinculado a Guillermo del Toro, habiendo colaborado con él en títulos como la serie Trollhunters (2015) o la oscarizada La Forma del Agua (2017).
En su debut Kraus nos presenta a Kat Sommerville, una mujer que trata de sobrevivir en una gran ciudad mientras convive con un trauma de su niñez todavía no superado y trata de sacar adelante sin demasiado éxito a su hija Sybil. La inesperada muerte de su madre, supondrá el regreso de Kat al idílico Comfort Notch, el pequeño pueblo con el otoño más bonito del mundo, donde se tendrá que enfrentar a sus propio demonios mientras poco a poco se va sumergiendo en la siniestra y sobrenatural historia oculta de la aparentemente idílica comunidad rural, que mantiene una relación con el otoño mucho más terrorífica de lo que cualquier visitante podría imaginar. Kraus traza una historia que, aunque convencional en mucho elementos, no nos dejará indiferentes con un final tan atípico como potente… a la par que satisfactorio.
Para crear la atmósfera que este relato necesita, Otoñal se apoya en el buen hacer de Chris Shehan, que con títulos como el propio Otoñal, La Casa Slaughter o Specs parece estar haciéndose un nombre y un hueco en el cómic de terror. El trabajo de Shehan destaca por el detalle y expresividad de unos personajes que avanzan en un entorno que va transitando desde del realismo hacia lo sobrenatural conforme van pasando las páginas, así como la creación de una atmósfera que oscila entre lo inquietante y lo evocador, y entre lo bello y lo terrorífico.
Otoñal (The Autumnal), publicado originalmente en 8 números por Vault Comics, llega traducida a nuestro país de la mano de ECC Cómics en una edición completa en tapa dura de 224 páginas a todo color que incluye la habitual colección de portadas originales así como algunas alternativas. Una lectura ideal para los fans del terror en general y del folk horror en particular y especialmente recomendado para aquellos a los que, como a mí, todavía se les eriza el vello corporal al escuchar según qué cancioncillas infantiles…
Miembro de Reserva de Maná y director de Low Poly. Lector de cómics, cinéfilo, y curioso de la tecnología. Part-time dreamer.