Reseña: Wild Strawberry (Ire Yonemoto)

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Está claro que cuando uno lee la premisa de Wild Strawberry, muy rápidamente, piense en una de las grandes obras del siglo XXI: The Last of Us. Y, sí, ciertamente, comparten premisa en tanto que el mundo vegetal invade el mundo humano para convertirnos en presas y víctimas. Donde allí eran hongos que se apoderaban de nuestro cerebro para reproducirse, aquí son plantas y flores que se adueñan de nuestros cuerpos para darnos caza… y en algunos casos ciertos poderes que sobrepasan los límites de lo humanamente posible.

Por supuesto, hay otra gran diferencia: el tono. The Last of Us adquiría uno más grave, pesimista y tremendamente crudo para hablarnos de la supervivencia, la relación paterno filial y los límites entre lo humano y lo monstruoso; en cambio, Wild Strawberry es un shonen apocalíptico que hace del esperpento y la exageración los mecanismos a partir de los cuales exponer sus mimbres para construir una historia que, inicialmente, trata de los lazos familiares entre dos jóvenes que nada tienen que ver entre sí, pero que se tratan como hermanos. Kingo y Kayano tratan de sobrevivir en un Tokio infestada por los jinka, plantas enormes que dan caza a los humanos, para devorarlos y/o reproducirse.

Por supuesto, lo que en un principio parece ser una maldición, pronto se revela como un milagro; Kayano puede controlar al jinka que la ha infectado y usar sus poderes para su propio beneficio o para el de su hermano. Claro está, la humanidad está tratando de erradicar a los jinka y a todos aquellos que han sido infectados por ellos, por lo que pronto, Kayano deberá empezar a temer por su vida y Kengo, su hermano, deberá tratar, por todos los medios posibles, de protegerla.

Como todo buen shonen, tiene grandes dosis de acción perfectamente plasmada y una cantidad enorme de giros de guion que, en este primer volumen, nos van a dejar con la boca abierta en más de una ocasión. Es cierto que no inventa nada, ni falta que hace, pero el mundo que plasma, el worldbuilding que desarrolla es tremendamente atractivo y parce que, desde luego, va a tener más miga de lo que aparente. Vaya, que sabe mantener en alto en todo momento el interés de los lectores. Algo que, en un mercado tan saturado con el nuestro, no es nada fácil. Ayuda sobremanera el dibujo, detallado, frenético, con un diseño de monstruos fastuoso. Las escenas de acción están repletas de sangre, vísceras y mil y un detalles que harán las delicias de los más gores.

Así pues, parece que Norma tiene en su haber una obra fresca, divertida, trepidante y francamente interesante. Posiblemente la relación entre personajes es lo menos satisfactorio, pero toda la mitología que envuelve a los jinka y sus súperpoderes promete dar más de una sorpresa y alegría a los lectores. Eso sí, a lo mejores no volvéis a mirar igual a vuestras plantitas.

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