Reseña: Dororo (Osamu Tezuka)
Mi primer contacto con Dororo fue hace ya casi 20 años, en el festival de Sitges. La película (Akihiko Shiota, 2007), que si no recuerdo mal se llevó el premio a la mejor película asiática, era un espectáculo de fantasía con una historia rocambolesca y una buena colección de combates imposibles contra demonios de lo más pintorescos y un CGI de lo más cantoso. En aquel momento todavía no se había editado en España el manga original así que, oye, a falta de pan buenas son tortas. Además, unas tortas muy divertidas.
Unos años más tarde llegaría el anime (MAPPA, 2019), que con una adaptación mucho más trabajada y una animación excelente, se acabó convirtiendo en uno de mis favoritos. ¡No os lo perdáis si todavía no lo habéis visto!. Sin embargo, todavía me quedaba la espinita clavada de no haber leído el manga de Tezuka. Una deuda que, gracias a la reciente edición de Planeta Cómic, por fin he podido saldar.
Lo que me he encontrado al leerlo es una historia, no sé si por la potencia del trazo en blanco y negro o por el contraste con el estilo tan caricaturesco de Tezuka, mucho más oscura, cruel y amarga de lo que recordaba/esperaba en la que habitan unos personajes tridimensionales con sus contradicciones, pasiones, virtudes y defectos propios de cualquier ser humano, y que vuelve sobre algunos de los temas que ya hemos visto otras veces en la obra del artista japonés, como la delgada línea entre el bien el mal, la venganza o el egoísmo y la ambición del ser humano.
Dororo nos presenta la historia de Hyakkimaru, que nació sin 48 partes de su cuerpo como precio a pagar por el pacto que su padre, Daigo Kagemitsu, hizo con 48 demonios para conseguir gobernar el mundo. Tras su abominable nacimiento, y ante las lágrimas de su madre, su propio padre lo abandona en una canasta para que la corriente del río lo lleve lejos y acabe con él. Afortunadamente, un médico le recogerá y completará su cuerpo incompleto con prótesis de todo tipo, enseñándole a valerse por sí mismo y entrenándole para ser un talentoso guerrero.
A lo largo de 19 capítulos y más de 800 páginas, Hyakkimaru recorrerá gran parte del Japón rural en busca de los demonios que le arrebataron las partes de su cuerpo con el objetivo de, una a una, recuperarlas y recuperar así su humanidad perdida, sin descuidar su venganza contra el ambicioso Daigo. No tardará en cruzarse con Dororo, un pequeño ladronzuelo con un pasado tormentoso y más de un secreto, que se convertirá en su inseparable (e incombustible) compañero de aventuras.
Juntos se enfrentarán a situaciones de las más variopintas en un mundo hostil que sistemáticamente les va a dar la espalda, no importa cuánto se esfuercen ni cuánto ayuden a las distintas comunidades con las que se van a ir encontrando, mostrando un retrato muy pesimista de la sociedad japonesa. En su soledad, y pese a sus continuas broncas y discusiones, aprenderán a confiar el uno en el otro y forjarán una bonita relación que, desgraciadamente, se verá truncada por el abrupto final de la serie.
Osamu Tezuka publicó Dororo entre agosto 1967 y octubre de 1969 en las revistas Shônen Sunday y Bôken-Ô y, aunque su idea inicial era prolongarla durante mucho más tiempo hasta que Hyakkimaru pudiese derrotar a los 48 demonios y recuperar todas las partes de su cuerpo, el tono cada vez más crudo de la serie (y cada vez menos apropiado para una revista juvenil) junto con la pérdida de entusiasmo de su autor que había empezado a compaginarla con otra nueva serie, forzó a los editores a pedirle un cierre anticipado. Es una lástima porque el capítulo final de la historia no solo se siente torpe y precipitado en cuanto a la acción sino que además deja en el aire uno de los elementos más interesantes del manga como es la relación entre Hyakkimaru y Dororo. Una conclusión que no está a la altura del resto de la obra y de la que el propio Tezuka se arrepiente en el epílogo.
En cualquier caso, que nadie se preocupe porque como se suele decir “el valor no está en el destino, sino en el camino recorrido” y el que aquí traza Osamu Tezuka es un camino que vamos a recorrer gustosísimos. Esta edición Dororo llega a las librerías de la mano de Planeta Cómic en un cuidado tomo de 856 páginas en tapa dura y estilo de lectura japonés con una nueva traducción de Marc Bernabé cos sus habituales y didácticas notas al pie y que incluye, como material extra, un pequeño epílogo firmado por el propio Tezuka.


Miembro de Reserva de Maná y director de Low Poly. Lector de cómics, cinéfilo, y curioso de la tecnología. Part-time dreamer.