Reseña: Okinawa (Susumu Higa)

Supongo que como a cualquier que haya tenido un mínimo interés en la historia, y con más precisión en la del pasado siglo, tuve una época en la que estuve casi obsesionado con la Segunda Guerra Mundial. Era capaz de ver y/o leer todas las películas, documentales, libros, cómics… que cayeran en mis manos. Y, supongo que como a cualquiera, tras una temporada de obsesión temática, uno acaba saturado y quizá creyendo que no necesita leer mucho más sobre el tema. Pero, claro está, uno se equivoca: siempre hay otras nuevas historias, otros puntos de vista, otras microhistorias que pintan con diferentes colores un nuevo universo de emociones y sensaciones.
Algo así me ha sucedido con Okinawa, el manga de Susumu Higa, una auténtica obra de arte capaz de condensar y transmitir todo un período histórico tan convulso como complejo con una facilidad y crudeza que desarma al lector que se aproxime a sus páginas. Dividido en dos partes (La espada de arena y Mabui), el galardonado manga nos explica, sin grandes dramatismos ni trucos lacrimógenos, cómo se vivió la Segunda Guerra Mundial y la posterior invasión del ejército estadounidense en la región de Okinawa, la más pequeña, y poco poblada, isla principal de Japón. Una región rural, pesquera, alejada de las grandes urbes y sin más aspiraciones que la de vivir una vida sencilla, alejada del frenetismo de las ciudades.
La obra de Higa es sorprendente, entre muchas razones, por su capacidad para conjurar, con un dibujo sencillo y lacónico, todo un abanico de emociones que van de la lágrima a la sonrisa con una facilidad pasmosa. Sin duda, fascina su capacidad para unir las historias mínimas con la gran Historia: cómo los habitantes de a pie sobrevivieron a un período histórico despiadado y salvaje, un mundo en el que la cordura perdía terreno y el pillaje, la extorsión y la traición estaban a la orden del día. Aún así, Higa es capaz de ver la luz en esa oscuridad o, mejor dicho, de plasmar los claroscuros de una época brutal de una forma luminosa, grácil. Okinawa contiene pequeñas grandes historias, muchas de ellas inolvidables, tanto por su belleza como por su crueldad.
Sin duda, Okinawa es una de las lecturas imprescindibles de este año, repleta de sensibilidad y con una clara voluntad de ganar la batalla al olvido, a evitar la desaparición de toda una serie de historias desgarradoramente humanas. Un logro mayúsculo del manga.

Podcaster en Reserva de Maná, apasionado de la literatura, los videojuegos, la cultura japonesa y mi gato Humphrey. El tanque de Molins de Rey.