Reseña: Un avión sin ella (Fred Duval y Nicolaï Pinheiro)
Está claro que el mayor temor de una madre o un padre es perder un hijo. Un vacío irreemplazable que te consume poco a poco. Pero el punto de partida de este cómic es aún más terrorífico: en un accidente de avión, en 1980, el único superviviente es un bebé de tres meses. El problema es que en el avión habían dos familias con dos bebes y no saben a quién pertenece el bebé. La custodia e identidad de ese bebé será el epicentro de esta narración y alrededor de él se moverán todo un abanico de personajes que no son lo que parecen ser. Un baile de máscaras que pondrá al descubiertos las cartas que todos están jugando y que nos deparará más de un giro de guion sorprendente.
Sin duda, la premisa es excelente y el ritmo de la narración es trepidante y no permite que el lector pierda el interés en ningún momento. En este sentido, la obra sabe captar el interés del lector gracias a una trama perfectamente construida alrededor de unos personajes que juegan constantemente al despiste, que ocultan más de un secreto, e incluso secretos tras los secretos. Es una ejecución brillante que corre a cargo de Fred Duval, quien adapta la célebre obra de Michel Bussi de forma incontestable y haciendo gala de un arte muy notable. Por su parte, Nicolaï Pinheiro se encarga del dibujo y lo hace de forma excelente, dando vida a una serie de personajes memorables y transmitiendo un suspense en cada viñeta de forma impecable.
Para todos aquellos que no hayan leído la novela, la estupenda edición de Norma es una cita ineludible para leer uno de esos thrillers con mil y un giros de guion y en el que es imposible saber la resolución del puzle hasta el último segundo. Un notable cómic de suspense, con un dibujo estupendo y con una galería de personajes a quienes vais a coger cariño, pese a que algunos no sean trigo limpio. Divertida, frenética y perfectamente hilvanada, Un avión sin ella es puro noir que crea adicción y que no podréis soltar hasta la revelación final. Disfruten.
Podcaster en Reserva de Maná, apasionado de la literatura, los videojuegos, la cultura japonesa y mi gato Humphrey. El tanque de Molins de Rey.