Reseña: Rogue Sun 1. Cataclismo (Ryan Parrot y Abel)
Antes de arrancar un pequeño disclaimer obligado:
Es muy probable que te preguntes quién demonios es este Rogue Sun, de dónde ha salido y de por que Marvel no ha hecho una peli sobre él, tranquilo que yo te lo explico. Rogue Sun es un nuevo superhéroe que nace en el llamado Massive Verse, un universo superheroico que ha parido la mente de Kyle Higgins bajo el auspicio de Image y dentro de este universo encontramos a supers como Rogue Sun, Radiant Black, Radiant Pink, Radiant Red o Inferno Girl. Puestos ya en antecedentes hablemos de Rogue Sun – Cataclismo.
Hace mucho tiempo, hace más de 2000 años, hubo un hombre que al parecer era bastante sabio. Entre muchas cosas que este hombre dijo, hay una que sigue estando tan vigente hoy como en el 500 AC y que resumiéndolo muy mucho venía a decir que cada hombre ha de ser responsable de todos y cada uno de sus actos y que sus errores no podían repercutirse ni trascender hacia otra persona. Dijo eso de “el hijo no cargará con el pecado del padre ni el padre llevará el pecado del hijo”, ese hombre era Ezequiel y era un profeta, o eso lo llamaban. Pero dejando a un lado que las visiones que este hombre tenía es muy posible que solo fueran voces en su cabeza, no hay que quitarle el mérito de que llevaba más razón que un santo. Heredar los problemas de otra persona es, en español castizo, una buena putada, y esta es la idea con la que arranca Rogue Sun.
Cataclismo nos cuenta la historia del héroe más grande de Nueva Orleans, Rogue Sun, y en lo que debería de ser una típica patrulla nocturna este muere a manos de un nuevo y temible villano. Como todo buen superhéroe también tenía un alter ego menos heroico, Marcus, y en este caso era un hombre que en su juventud abandonó a su mujer y a su hijo para volverse a casar más tarde con la hija de un millonario. Dylan, el hijo de su primera esposa, es quien recibe los poderes de Rogue Sun y quien a partir de ahora debe proteger la ciudad de Nueva Orleans. Y su primera tarea será resolver el asesinato de un padre ausente al que odiaba y acabar con este nuevo villano que para Dylan le dio a su padre un justo castigo.
La verdad es que está bien que de la noche a la mañana se te otorgue una armadura molona y una serie de superpoderes. Pero al poco tiempo Dylan se va a dar cuenta que no solo ha heredado los poderes de Rogue Sun si no que lamentablemente también ha heredado todas y cada una de las responsabilidades que ese nombre acarrea, y por supuesto ser un superhéroe también conlleva tener un buen número de supervillanos que quieren verte criando malvas. Dylan se estrella con la barrera de realidad que supone no solo aprender en unos meses lo que su padre estuvo perfeccionando durante toda una vida si no que además tiene que hacerse cargo de todos problemas que conlleva llevar nombre, y armadura, de su padre.
Kyle Parrot nos cuenta una aventura de superhéroes desde un punto de vista distinto al que estamos acostumbrados, donde el protagonista no es un buen chico que merece tener poderes y es más bien al contrario, es un matón que abusa de todo el que puede al que su nuevas responsabilidades le van hacer aprender, a base de golpes, que ha de ser responsable y anteponer el bien de los demás al suyo propio. Un giro muy interesante al típico camino del héroe que resulta bastante refrescante. El dibujo corre a cargo del co-creador de este superhéroe, Abel. No tengo muy claro que es lo que este hombre ha dibujado antes (bueno sí, (Harley Quinn, Crimes of Passion, por ejemplo), pero sí puedo decir que dibuja como los ángeles. Grandes diseños de personajes, una narrativa visual impactante y una forma de plasmar las peleas muy impactante. Pero lo más llamativo es el estilo de Abel en el que claramente predomina la influencia de los mangas más actuales.
Resumiendo, un genial primer volumen que abre las puertas, por lo menos para mí, a un universo superheroico que desconocía pero que ya me tiene totalmente atrapado.
Norma Editorial es la encargada de traernos este primer tomo en edición rústica con 168 páginas a todo color, que podéis encontrar por 22 euros en la web oficial de la editorial.
De tanto jugar a videojuegos he terminado escribiendo de ellos en @noespais, hablando de ellos en @reservademana y dirigiendo y presentando La Pistacheria